Tres medidas para evitar las retenciones en Roquetas

Juan Pablo Yakubiuk
Portavoz de IU en el Ayuntamiento de Roquetas de Mar

Mucho se ha escrito esta semana y mucho se hará sobre las retenciones a la salida de Roquetas. El detonante, claro, ha sido el enésimo desprendimiento de rocas sobre el Cañarete, antiguo tramo de la N340, que deja a cientos de miles de habitantes de la zona con la A7 como única vía de comunicación: y es ahí donde los problemas del nudo de Las Hortichuelas en la A7 y del modelo de ciudad y territorio que, tememos, se hacen desesperadamente evidentes.

Desprendimientos en la
carretera del Tagarete
Pero si a esto se suma cualquier tipo de accidente en la autovía, como de hecho ha pasado esta semana, la situación alcanza el nivel de aislamiento total para toda la comarca, con los consiguientes enormes perjuicios económicos y sociales que conocemos. Llegados a este punto cabe preguntarse si las retenciones son un problema en sí mismos o bien un síntoma de que algo va rematadamente mal en la políticas de movilidad y ordenación del territorio.

"Declaraciones como las del subdelegado de Gobierno, deslizando que de estar abierta la Variante de Roquetas las retenciones serían menores, son de una temeridad y de una falta de respeto asombrosas"

Hay que recordar lo que no se cansan de repetir cada día más expertos: construir más carreteras, más autovías, más carriles genéricos, más accesos solo hará que más gente coja el coche y las retenciones sigan aumentando. En este sentido declaraciones como las del subdelegado de Gobierno de Almería, deslizando que de estar abierta la Variante de Roquetas las retenciones serían menores, son de una temeridad y de una falta de respeto asombrosas. Por lo antes dicho, pero también porque dicho vial justamente descargaría más tráfico en uno de los puntos de mayores conflictos: la rotonda del Viapark.

Entonces, la primer medida, ya evidente, es que tenemos que reducir el número de vehículos que transitan entre Roquetas y Almería cada día. Y hay que decirlo: es un número excesivo no por gusto de los habitantes sino por la carencia de un sistema de transporte público metropolitano que estén a la altura de las expectativas. Hace falta un servicio que conecte de forma directa núcleos como Vícar, El Parador, Roquetas, La Urbanización, Aguadulce con Almería. Todos soñamos con un tren de Cercanías, pero mientras eso llega podemos pensar alternativas más accesibles para dar una alternativa al coche.

"Hay que aprovechar el cierre y la problemática de la estabilidad de los taludes del Cañarete para repensar el uso de esta vía"

Aquí entra la segunda medida que viene a garantizar que el funcionamiento eficiente de un servicio de autobuses de tránsito rápido (BTR), algo al alcance de la mano de nuestras administraciones, sea una realidad: la disposición de carril de uso exclusivo para transporte público. Así, el Tercer Carril de la A7 entre Vícar y Viator es necesario rescatarlo no para alojar más coches, sino para destinarlo al tránsito de estos BTR. Y un paso más: hay que aprovechar el cierre y la problemática de la estabilidad de los taludes del Cañarete para repensar el uso de esta vía: es necesario comenzar a estudiar para esta vía, con las necesarias ampliaciones, una plataforma para algún tipo de vehículo lanzadera entre Aguadulce y la intermodal de Almería, además de carril bici y carril peatonal.

Para finalizar, entre muchas otras medidas, una tercera, quizás la más accesible: información. Si algo también está revelando esta crisis de movilidad es que los conductores y empresas de transporte carecen de información suficiente, en tiempo real, tanto en los medios de comunicación como en las mismas vías. Así, la instalación de paneles electrónicos, situados con suficiente antelación a los desvíos, deberían obligar a redirigir el tráfico para evitar que las retenciones se acrecienten. Por ejemplo, en el caso de Roquetas, desviando el flujo hacia los accesos de la A7 en Vícar, ya que el mayor trayecto se compensa evitando las demoras en el nudo de Las Hortichuelas.

Como nota final decir que estas medidas han sido propuestas repetidas veces en distintas Administraciones, desde hace varios años y siempre han contado con la indiferencia de los gobernantes. Es quizás hora de abandonar las políticas cortoplacistas, las del corte de cintas, de la especulación, de la del fomento del vehículo particular y comenzar a apostar por una movilidad pública, colectiva y que empape el Planeamiento urbanístico y territorial de nuestro municipio.