Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com
Ya
lo había anunciado pero fue este miércoles cuando Trea Capital concretó
su entrada en el Banco de Crédito Cooperativo (BCC). Y lo hizo mediante la
suscripción de acciones de nueva emisión por valor de 30 millones de euros.
Ciertamente, la cantidad no es lo más importante, sino lo que significa el
acuerdo entre las partes.
Logo del banco de Cajamar |
Y es
que el banco del grupo Cajamar está cerrando acuerdos con socios para
que hagan el trabajo de la banca al por mayor. Generali –que entró en
julio mediante una ampliación de 40 millones- gestionará los seguros, Cetelem,
los créditos al consumo, y Trea Capital, los fondos. De los tres, socios,
sólo uno –Generli- tendrá un miembro en el consejo de administración.
"Con la entrada de Trea Capital –y antes la de Generali- el BCC refuerza su capital e incorpora, al ‘know how’ de su negocio minorista, el conocimiento del negocio al por mayor"
Por
cierto, a partir de ahora los nombramientos de los consejeros de entidades
financieras tienen que cumplir el requisito de idoneidad, que otorga el Banco
Central Europeo. Problema: la lentitud de la burocracia retrasará las nuevas
incorporaciones. De esta manera, el representante de Generali –probablemente,
el Ceo de la entidad en España, Santiago Villa- no se podrá incorporar al
consejo del BCC hasta el mes de febrero o marzo.
En
cualquier caso, con la entrada de Trea Capital –y antes la de Generali-
el banco que preside Luis Rodríguez González refuerza su capital e
incorpora, al ‘know how’ de su negocio minorista, el conocimiento del
negocio al por mayor. Gracias a esto, la entidad confía en dar un fuerte
impulso a la gestión de fondos de inversión durante el próximo ejercicio.
A
todo esto, la reestructuración de las cooperativas de crédito sigue pendiente.
Pero no se engañen: las elecciones generales no tienen la culpa. De hecho, el
encargado de marcar el futuro del sector no es el Gobierno –a Luis de Guindos
no le interesan las rurales- sino el Banco de España. La razón es la oposición
que ejercen las entidades ‘rebeldes’, esto es, las que no quieren seguir el
modelo Cajamar y que se agrupan en el grupo Caja Rural. La cuestión
es que el Banco de España puede forzar fusiones entre rurales, pero cuando van
mal. Si el negocio funciona, nada de nada.