La Opinión de Almería
Mar de plástico desveló por fin anoche quién fue el asesino de
Ainhoa. Fue el último capítulo de la primera temporada. Según detalla La
Vanguardia, la clave
del asesinato de Ainhoa parecía ser Boris, el hijo de una prostituta muerta en
los noventa cuando Juan Rueda (Pedro Casablanc) estaba involucrado en el
tráfico de prostitutas del este. Un grupo de mujeres murió asfixiado
en un contenedor y él pensó que era buena idea enterrarlas y olvidarse del
asunto. Lo peor es que el crimen había prescrito. Por esto el tal Boris decidió
vengarse “ojo por ojo, diente por diente”. Juan Rueda le robó su madre... y él
mató su hija biológica.
El color de pelo le delataba. Ainhoa era morena y él era rubio y
con ojos azules. Fernando (Patrick Criado), el supuesto hijo de Juan Rueda,
resultó ser Boris. Y, como se sintió menospreciado durante toda su infancia por
un padre que le trataba con desprecio, decidió asesinar a Ainhoa. Héctor lo
descubrió al poder hablar con la abuela biológica de Boris gracias a la
Interpol. Una fotografía le delató. Cuando Fernando decidió secuestrar
finalmente a Juan para vengarse, contó el resto de la historia. Su madre no
había muerto asfixiada como las demás sino que había sobrevivido. Pero el
empresario más solvente de Campoamargo la asesinó para que no le delatase.
Esto explica, por ejemplo, que los guardias civiles encontrasen el
arma con el que asesinaron a Ainhoa en el coche de Salva. Fernando podía saber
el vínculo del policía con la víctima. Y resultó ser mucho más retorcido de lo
que parecía: utilizó a la hermana de Ainhoa como coartada mientras le cortaba
la cabeza y los brazos a la joven. “Es un puto psicópata”, dijo Lola a Salva
cuando buscaban a Fernando y no le faltaba razón. Eso sí, tuvo mérito escuchar
a Juan Rueda llamar asesinó a su hijo adoptivo cuando él tampoco es que fuera
un santo, responsable de la muerte de prostitutas y siendo el amo de la
corrupción de Campoamargo.
Cómo no, mientras Fernando torturaba a Juan, tuvo que aparecer
Nacho, el hijo de Marta, ese niño que robaba en tiendas (y, según su madre, no
era para tanto) y que intentó matar a Héctor dentro de la comisaría (y tampoco
tuvo consecuencias aunque lo vieran todos los guardias). Le secuestró y así
pudo escapar de Héctor y Lola. Por suerte para Nacho, Héctor se sobrepuso a los
nervios y logró dar en el blanco cuando Fernando amenazaba con matar el niño.
Pero sobrevivió al igual que Juan Rueda, que regresó junto Agneska,
probablemente la mujer más lista de Campoamargo por su capacidad de mantenerse
en pie pese a las adversidades. Caso cerrado.
La gran pregunta era si tendría algún tipo de relación el caso del
marido de Marta y el de Ainhoa. Según parece, no. Nacho creyó ver a su padre en
la esquina de al lado de su casa y su madre pensó que se lo había imaginado.
Salvo esta alusión, el último episodio se dedicó a cerrar el caso de Ainhoa.
Pero por allí irán los tiros en la segunda temporada. En la última escena, unos
meses más tarde Salva se encuentra un cadáver. El de Marta. Hasta la segunda
temporada, Mar de plástico.
Reproducimos a continuación el interesante artículo que sobre la
serie escribió ayer en El País la crítica de televisión Natalia Marcos
Natalia Marcos
En
el cuartel de la Guardia
Civil de Campoamargo ya saben quién mató a Ainhoa. Pero
parece que nadie se atreve a decir su nombre en voz alta por si acaso. Todo son
sonrisas cómplices cuando se saca a colación el tema. "Yo sí me lo
esperaba, pero soy el que investiga el caso. Y, aunque esté mal decirlo, soy un
poco más listo que Héctor", dice con una media sonrisa Rodolfo Sancho, que
durante 13 capítulos ha interpretado a Héctor, encargado de la investigación
del macabro caso.
A
mediados de noviembre, El País fue testigo de la grabación de varias secuencias
clave del último capítulo de Mar
de plástico, serie que esta noche (22.30) pone punto final a su primera
temporada en Antena 3 con un capítulo en el que se resolverá quién es el
asesino de Ainhoa y que promete emociones fuertes y algún cabo suelto para una
segunda entrega ya confirmada de la serie.
Habrá 2ª temporada |
Su
ambientación singular, el enganche del thriller y una luz peculiar son las
marcas de identidad de la serie producida por Boomerang y con la que Antena 3
se ha apuntado un tanto en términos de audiencia (no ha bajado de los tres
millones y medio de espectadores) en el último trimestre del año. "El
mérito de sus creadores, Juan Carlos Cueto y Rocío Martínez, está en situar una
trama clásica en un entorno muy especial", resalta Norberto López Amado,
director de cinco de los capítulos de la serie, entre ellos, el primero y el
último. "Queríamos que tuviera mucho ritmo visual, que no tuviera
encuadres clásicos, pero que no fueran rebuscados. Un formato clásico en la
narración pero que fuera visualmente muy atractiva", explica López Amado.
Para
el productor ejecutivo Jorge Redondo, parte del secreto de Mar de plástico
reside en el aspecto visual. "Lo diferente, aparte de una buena historia,
es el universo donde lo hemos hecho. No es lo mismo que aparezca un cadáver en
una calle de Madrid o Barcelona que en el mar de plástico de Almería. Eso junto
a la técnica, con unos planos muy angulares, tiros de cámara muy por debajo de
los ojos del personaje, la fotografía distinta, los personajes, el crisol de
culturas... Eso ha dado al espectador algo distinto", detalla Redondo.
La
combinación del rodaje en Almería y en Madrid también ha dificultado la
producción de la serie, al tener que dividir el rodaje en dos bloques,
trabajando primero en los ocho capítulos iniciales y, después, en los cinco
restantes. "Optamos por rodar en escenarios naturales. Ahora está la
opción de rodar con cromas, pero creíamos que teníamos que estar in situ y convertir
a los plásticos en un personaje más", explica Redondo sobre el rodaje
en Almería: "supuso tener abiertos muchos aspectos y mantener el racord
[la continuidad entre secuencias] de heridas y los racord emocionales de los
personajes, porque en un mismo día grababas escenas del capítulo dos y del
siete, y en uno te estabas enamorando y en el otro ya lo habías dejado", relata
el productor ejecutivo.
Uno
de los aspectos que más llama la atención de Mar
de plástico es la luz amarillenta, asfixiante y cálida de los exteriores y
el agobio que traslada a las escenas en interiores. "Los thrillers
normalmente se manejan en unos tópicos visuales, con oscuridad, una fotografía
fría, vacía de color. Nosotros con esos decorados teníamos muy difícil aplicar
eso, así que pensamos en darle la vuelta", cuenta José Luis Pechorromán,
director de fotografía.
"Hemos
buscado la oscuridad en el contraste, jugando con la luz propia de Almería.
Tiene una entidad casi de protagonista en la serie. Usamos tonalidades cálidas,
no hay cielos azules, sino que están vacíos de color y amarilleados. Y por ahí
encontramos un punto de extrañeza, de que algo pasa", destaca Pechorromán
de un trabajo que se complicaba todavía más en los interiores, grabados en
Madrid y donde la imagen juega con los contrastes y claroscuros. "Estudio
la puesta en escena de los actores, a qué hora tiene lugar la secuencia, y
establezco lo que llamo la lógica de la luz: ¿dónde estaría el sol a esas
horas?, y meto la luz solo por esa dirección. Soy muy escrupuloso con eso. Si
no se hace así, el espectador empieza a percibir la falsedad. Hay mucha
reflexión en todo ello, no es lanzarse a iluminar sin más".
Técnicos,
actores y el resto del equipo de la serie se reúne para comer. Una de las
actrices suelta en alto lo que parece un gran spoiler. Al rato, los comensales
despiden con aplausos a la actriz Andrea Ros, la hermana pequeña de Ainhoa en
la ficción, que ha grabado ya sus últimas tomas. Solo quedan dos días de rodaje
y huele a despedida.
Sin
embargo, para muchos otros el trabajo ha seguido hasta casi el día de la
emisión. Es el caso de Ángel Armada y el equipo de edición de la serie,
encargados de que el guion quede reflejado en imágenes. También en esta fase
del trabajo Mar de plástico ha tenido algunas peculiaridades. "En
exteriores hemos buscado planos más generales y en interiores, más cortos para
conseguir esa sensación de agobio". Además, para Armada también en edición
se ha arriesgado un poco más de lo habitual. "Hemos jugado con las salidas
y entradas de cuadro de los personajes, con cortes bruscos para dar dinamismo.
Pasamos de la tranquilidad de planos generales a cortes bruscos y planos cortos
para dar rapidez y brusquedad", detalla.