Pedro
M. de la Cruz
Director
de La Voz de
Almería
En
medio del huracán de dudas que inunda el resultado de las próximas elecciones
del 20-D en Almería hay dos certezas en las que todos coinciden: por primera vez
en 38 años la representación parlamentaria de la provincia en Madrid no será
cuestión de dos y, certeza segunda, la llegada de la alta velocidad a la
provincia marcará toda la estrategia reivindicativa de la próxima legislatura.
Dos circunstancias que deben saludarse desde la normalidad enriquecedora. La
sociedad ha cambiado, la política no tiene porqué reducirse a sólo dos salidas
y en la reivindicación de las comunicaciones a través de infraestructuras
productivas, el AVE es una aspiración irrenunciable para quien no quiera
condenar a la provincia a la eternidad de un aislamiento ferroviario que cercenaría
cualquier posibilidad de progreso.
La Voz de hoy |
Hasta ahora todos los partidos almerienses
han estado de acuerdo en esta aspiración imprescindible para aumentar la
competitividad agrícola y turística y sus continuos gestos de apoyo, el último en
la manifestación de apoyo promovida por la Mesa del tren de hace unos días, deben ser
reconocidos desde el cumplimiento de su obligación. Están haciendo ahora lo que
debían y tenían que haber hecho antes pero, en cualquier caso, más vale tarde
que nunca.
Lo que sucede es que el pasado no es, precisamente, un certificado
de credibilidad para ninguno de los políticos que se pusieron tras la pancarta.
Ni PSOE ni PP han hecho nada por mejorar las condiciones de la conexión
ferroviaria de la provincia. La regla de los dos grandes partidos ha sido el
olvido, el cierre de líneas y la supresión de frecuencias.
La única excepción
a tanto desdén son los tramos y túneles realizados entre Vera y el Campo de Níjar
y llevados a cabo por el gobierno de Zapatero, construyendo y concluyendo las
dos obras de ingeniería estructuralmente más importantes y más costosas de la
línea que conectará Almería con Murcia. Obras que se hicieron coincidiendo en
el tiempo con la presencia en calidad de subsecretario en el ministerio de
Fomento de Jesús Miranda Hita, un almeriense al que sus paisanos, siempre tan
agradecidos, han arrinconado en el olvido y al que sus compañeros de partido,
siempre tan coherentes, enviaron al frío extramuros de las listas electorales
pensando, quizá (no se rían, por favor), que cualquiera podría criticar con más
argumentos técnicos, más credibilidad política y más autoridad moral que él el
desprecio con que el gobierno de Rajoy ha contemplado durante los últimos
cuatro años el proyecto bajo el silencio cómplice de su partido en la provincia.
Pero como no hay nada más estúpido que azotar un caballo muerto ni lágrimas más
in útiles que las lloran por la leche derramada y puesto que todos apelan en
estos tiempos de cambio a una forma distinta de hacer política, vayamos a ello.
Olvidemos el pasado, dejemos de lamentarnos de lo que tenía que haber sido y no
fue y vayamos a lo que debe y tiene que ser. Las pancartas, las declaraciones y
los gestos están bien aunque, en la mayoría de las ocasiones, no superen los
límites de la reivindicación estética.
Pero ahora ha llegado el momento del
compromiso. ¿Y qué manera mejor de demostrarlo que asumiendo todos los
candidatos alme rienses al 20-D el compromiso de que, si en la próxima
legislatura no están licitados y adjudicados con plazos de ejecución todos los
tramos del AVE Almería-Murcia, ninguno de los que hayan resultado elegidos el
próximo domingo volverán a presentarse dentro de cuatro años?
Si, si, han leído
bien. Si no consiguen incluir en los Presupuestos de los próximos cuatro años a
través del gobierno o a través de enmiendas pactadas con otros grupos que esas
inversiones se contemplen y se ejecuten, que regresen a sus casas con el amargo
sabor de la derrota pero con el orgullo intacto de la coherencia.
Es verdad que
un Gobierno -el que sea- puede no considerar prioritaria la alta velocidad
entre Almería y Murcia y excluirla de las inversiones presupuestarias anuales,
siendo, por consiguiente, no imputable y, por tanto, no exigible esa
responsabilidad a los representantes almerienses a los que las elecciones les
haya situado en la oposición. Parece obvio que así sea, pero este argumento
encierra una trampa y se esconde en el hecho cierto de que, al no haber mayoría
absoluta, los Presupuestos deberán ser pactados con algunas fuerzas de la
oposición o participantes en un gobierno de coalición y será o serán estas
fuerzas las que se verían obligadas a exigir la inclusión de las partidas
correspondientes.
"La nueva política exige imaginación y audacia y riesgo. Pero para eso eligen los ciudadanos a sus representantes, para que defiendan los intereses de quienes les votan y no la posición de quienes, a dedo, los han situado en las listas electorales"
Es más, si el Gobierno fuese monocolor el resto de fuerzas
podrían llegar a un acuerdo para lograr que se aprobara esa enmienda. La nueva
política exige imaginación y audacia y riesgo. Pero para eso eligen los ciudadanos
a sus representantes, para que defiendan los intereses de quienes les votan y
no la posición de quienes, a dedo, los han situado en las listas electorales.
Ha llegado el momento de tomar partido: o siguen sin vergüenza y sin pudor a
quien les dirige con el dedo u optan por obedecer el mandato de quien les elige
con el voto. La proposición es decente; lo indecente sería presentarse dentro
de cuatro años prometiendo lo que durante cuatro años no han sido capaces de
cumplir. Lo que está en juego es el futuro de las comunicaciones de esta
provincia, no el futuro de la nómina de quienes resulten elegidos.
Churchill
dejó escrito que lo que diferencia a un político de un arribista es la
preocupación de aquél por las próximas generaciones y la obsesión de éste por
las próximas elecciones. Demuestren en que orilla de la política están. No es
tan difícil; solo hay que ser coherentes. Y valientes; sobre todo valientes.