Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
Empieza
2016 y siempre caben dos posibilidades en un momento así: la de reflexionar
sobre lo sucedido en 2015 y la de apuntar por donde discurrirá –o debiera
discurrir- el nuevo año, y el problema se presenta cuando una cosa y la otra
son lo mismo, que es el caso almeriense. Si echamos la vista atrás advertiremos que los retos que tiene pendientes
nuestra provincia ahora son los mismos que hace un año, o dos, o tres; los
mismos que hace una legislatura, o dos, o tres. Al igual que Andalucía avanza,
pero siempre queda en el furgón de cola y no escala posiciones reales, en
Almería avanzamos para acabar estando siempre en el mismo sitio.
David Bravo |
Tal vez –es sólo una hipótesis- nuestro problema sea haber entrado en un bucle
de engaños sostenidos que nos inducen tanto a la autocomplacencia como a la
autocompasión. Y ni lo uno ni lo otro. Mientras en Almería no ya consintamos sino que respaldemos electoralmente a
personas como David Bravo (Podemos), estamos condenados. Alguien que no había
pisado nuestra provincia ni para visitar Cabo de Gata, alguien que cuando viene
ya como candidato se descuelga con una queja por el retraso en la terminación
de una infraestructura (la A-7 )
que llevaba semanas inaugurada oficialmente demostrando el desconocimiento
máximo de cualquiera que pretende representarnos, logra votos para ser diputado
por esta circunscripción, y luego tiene la desfachatez de no venir ni a recoger
su acta.
"Estamos condenados mientras en Almería respaldemos electoralmente a personas como David Bravo (Podemos), que tiene la desfachatez de no venir ni a recoger su acta"
He escrito “como” porque él sólo es un paradigma de lo que sucede tanto en
Almería como en Andalucía, donde –no lo olvidemos- tuvimos un presidente que no
quiso serlo, presidentes que huyen a Madrid, presidentes por herencia… y
también en la oposición encontramos actitudes similares.
Por eso, cuando en este primero de año e inicio de una incierta legislatura se intenta conjeturar sobre los retos a superar, el pesimismo hace mella, lo siento. Y es que no sé si apuntar otra vez el AVE -que, dicho sea de paso y por enésima vez, no será un AVE- o si hablar de mejorar la rentabilidad de nuestra producción agrícola que es junto con la economía sumergida lo que nos otorga un liderazgo indiscutible, o si mencionar nuestra aspiración al desarrollo del turismo que tenemos tan desasistido. ¿Cuál es el reto de Almería? ¿Hacia dónde caminamos?