Emiliano Domene Fernández
Concejal Portavoz de IU en el Ayuntamiento de Huercal de Almería
Quiero comenzar este artículo denunciando el talante
poco democrático del equipo de Gobierno de Huércal de Almería, así como la
falta de respeto a los órganos democráticos, a los representantes del pueblo y
a la participación ciudadana, concretado de forma muy especial en la
elaboración, desarrollo y aprobación de los presupuesto municipales para este
año, que en definitiva van a definir las políticas a desarrollar en nuestro
municipio. Primero, porque en su elaboración no se contó absolutamente con
nadie, ni con los diversos colectivos del pueblo, ni con el resto de partidos
políticos, ni tan siquiera con las asociaciones vecinales; en definitiva, no se
contó con el pueblo de Huércal y sus necesidades. Quiero incidir también en el
nulo respeto a la transparencia y a la pluralidad política, así como a las
funciones a que los representantes del pueblo, legitimados democráticamente por
el aval que la ciudadanía nos dio, tenemos que desarrollar en el ejercicio de
nuestras funciones.
El pasado 15 de enero, durante el transcurso de la
comisión informativa de presupuestos municipales pudimos asistir al bochorno espectáculo
ofrecido por el alcalde de Huércal de Almería, ante las peticiones de
información acerca del uso que se le va a dar al dinero de todos los
huercaleños, tanto en el fondo, como en las formas. Lo cierto es que se nos presentó un presupuesto muy
opaco y poco concretado. Sabíamos la
cantidad a gastar, pero no dónde, ni cuándo y al tratarse de una comisión
informativa cuya función legal es el estudio, informe o consulta de los asuntos
que hayan de ser sometidos a la decisión del pleno, entendí como una
obligación el recabar toda la información posible al respecto.
Por
responsabilidad, pero sobre todo por respeto a los vecinos y vecinas de Huércal
de Almería, mi actitud fue la de no hacer las valoraciones políticas que
después tendría que desarrollar en el pleno, tras la reflexión y el estudio
de todos los datos suministrados, sino la de ir pidiendo informaciones
concretas sobre gastos y actuaciones en el municipio, repito, el donde y como se iba a gastar el
dinero público.
Es cierto que fui con mucha diferencia el portavoz de
grupo que más preguntas hizo y eso pareció enojar al equipo de Gobierno, que
parecía ver como un merito trámite legal la convocatoria de la comisión y una
perdida de tiempo el hecho de tener que dar explicaciones, pero no es menos
cierto que era mi responsabilidad y mi derecho el hacerlo.
La chispa saltó cuando quise conocer en donde se iban
a gastar los 180.000 euros de la partida de conservación, mantenimiento y
reparación de calles, momento en el cual el alcalde tuvo que reconocer la
inexistencia de cuestiones previas concretas, para a continuación afirmar que
el equipo de Gobierno disponía de un listado de calles y jardines donde actuar,
por lo que mi lógica reacción fue solicitarle que me proporcionara dichos
listados.
La respuesta fue todo un ejercicio de talante autoritario y
antidemocrático y sonrojó a casi todos los que estábamos en la sala: "Cuando seas equipo de Gobierno los tendrás". Así, literalmente, tal y como
puede comprobarse en el acta de sesión del Ayuntamiento de Huércal de Almería.
Tristemente me veo en la obligación de recordar el
derecho que tenemos todos los miembros de las corporaciones locales a obtener del alcalde cuantos antecedentes,
datos o informaciones resulten precisos para el desarrollo de nuestras
funciones, derecho que emana directamente de la Constitución española (artículo
23) , más aún si viene motivado por nuestra obligación de materializar actividades de fiscalización y
control de la acción municipal y de manera muy especial del gasto en inversión
de dinero público. Creo que es obvio que para un adecuado ejercicio de sus
funciones, un representante público debe estar bien informado.
En el momento en que a un
representante de los ciudadanos que no forma parte del Gobierno municipal se le
entorpece en el desarrollo de sus derechos, se está cometiendo una acción
gravemente censurable, que atenta a un principio básico en el funcionamiento
del sistema democrático.
Esta actitud faltona y grosera se ha convertido en una constante en el
comportamiento del alcalde popular, y no me refiero solo a nivel político, en
la cual la discrepancia es lógica, sino también personal, no dudando en
intentar menospreciar a aquellos que compaginamos nuestra representación
pública, sin liberación ni sueldo, con nuestras obligaciones laborales, como es
mi caso, llegando a preguntar en cierta ocasión "si me creía que todavía
estaba repartiendo cartas" en clara alusión a mi orgullosa condición de
cartero, servidor público y miembro de la clase trabajadora.
Vergüenza
ajena me produce el surrealista momento que vivimos con anterioridad a la
votación plenaria sobre las alegaciones que IU hizo a la polémica ordenanza de
tráfico de Huércal de Almería, en la que el señor alcalde,al más puro estilo
de su colega Rita Barberá, exclamó "por el culo te la hinco", épico
momento que fue recogido por los micrófonos de la radio municipal y que
quedaran para la posteridad como ejemplo de la mayor falta de respeto a la
institución que representa y al pueblo de Huércal.
Puedo comprender la
frustración que produce al alcalde del Partido Popular tener que encontrarse
en esta legislatura de nuevo enfrente a la representación de IU, tras cuatro
años de ausencia. Cuando en el 2011 nos dieron por muertos y enterrados,
desconocían que éramos semillas dispuestas a crecer mas fuerte que nunca, pero
en el futuro no tendrá más remedio que encauzar ese sentimiento por cauces
políticos, democráticos y transparentes, estando a la altura del cargo que, por
renuncia de otro, no lo olvidemos, ostenta y este sin duda no es el camino.