Ennio Morricone: de Almería al cielo

Emilio Ruiz

En la pasada edición de los Globos de Oro un compositor de 87 años brilló con luz propia pese a su ausencia: Ennio Morricone. Obtuvo el galardón a la Mejor Banda Sonora por Los odiosos ocho. Fue su director, Quentin Tarantino, quien recogió el premio en su nombre. Lo hizo de manera poco afortunada. Dijo que Il Maestro nunca ganó un premio en un certamen estadounidense. Inmenso error: Morricone tiene en su haber nada menos que dos Grammy, un Oscar honorífico y tres globos de Oro, si contamos éste.
Ennio Morricone

Del mismo modo que se puede decir que la gloriosa carrera de Clint Eastwood no se comprende sin su participación en las películas rodadas en Almería, tampoco se comprende la exitosa carrera de Ennio Morricone sin valorar su participación en la banda sonora de la Trilogía del Dólar. Ennio Morricone y Sergio Leone compartieron infancia y juegos en el barrio romano de Trastevere. Apenas les separaban dos meses de edad. Uno era hijo del trompetista de jazz Mario Morricone. El otro, de Vincenzo Leone, director de cine mudo. Ambos siguieron las carreras de sus progenitores.

Los amigos de infancia nunca mostraron interés en trabajar juntos. Hasta 1963. Leone estaba preparando Por un puñado de dólares, un film de bajo presupuesto. La productora, Jolly Films, le sugirió la participación de su paisano, poco ambicioso económicamente, pero el director había pensado en Lavagnino, que había hecho El coloso de Rodas. Ante la insistencia, Sergio fue a ver su antiguo amigo. “Me hizo escuchar –contaría- un tema que había hecho para un barítono americano y le pedí que recuperase la base. Teníamos el tema principal. Le propuse usar un silbido. Así nació la firma Alessandroni & Company, destinada a trabajar tantas películas”.

El que después sería uno de los spaguetti-western más logrados, Por un puñado de dólares (1964), nació con pocas esperanzas de éxito. Hasta el punto de que Sergio Leone se escondió bajo el seudónimo de Bob Robertson y Ennio Morricone bajo el de Dan Savio. Años después, con las mieles del triunfo y la caja de caudales rebosante, los seudónimos desaparecieron. Las ofertas al compositor cinematográfico se le acumularon. Tras este primer éxito, se embarcaron en otras dos películas almerienses, La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966).

Ennio Morricone y Sergio Leone pusieron en marcha una innovadora forma de trabajar. Hasta las tres películas almerienses la música de cine consistía en composiciones para orquesta de corte sinfónico o bien en canciones contemporáneas. La música de las películas de la Trilogía ignora esas convenciones. Introducía un sonido nuevo para una nueva forma de contar el Oeste. Morricone componía los temas antes de empezar el rodaje, lo que permitía a Leone rodar con la música que luego acompañaría de fondo a las imágenes. Morricone elaboraba unos temas segmentados que permitían ser recortados o empalmados en función de la duración de las escenas.

En Por un puñado de dólares, la música asume un papel narrativo y simbólico. Morricone asocia a los personajes el sonido de los instrumentos. La flauta se asocia al Manco; el birimbao, a Mortimer, y el carillón de un reloj de bolsillo, al Indio. En El bueno, el feo y el malo, la música presenta una estructura segmentada que permite al compositor insertarla unas veces en escenas más cortas y otras en escenas más largas. Repite silbido humano como también repite la introducción de sonidos de la realidad que se ha filmado.

Tras el éxito de sus películas almerienses, Ennio Morricone y Sergio Leone iniciaron en 1968 una nueva trilogía, la Trilogía de América, que se estrenó con Hasta que llegó su hora. En este medio siglo que le ha llevado de Almería al cielo, IlMaestro ha compuesto la banda sonora de más de 500 películas y series.