Armando
García
Director
de AG Comunicación
La
grave crisis de precios que afecta a la mayoría de las hortalizas producidas en
los invernaderos de Almería ha provocado la aparición de un fenómeno histórico,
sin precedentes hasta la fecha en nuestro célebre mar de plástico. Por primera
vez, surgen en las redes sociales diversos grupos de productores que reclaman
soluciones definitivas para los problemas de siempre. Las nuevas tecnologías de
la comunicación están sirviendo en el campo almeriense para avivar el
nacimiento de estos grupos que coinciden entre ellos en reivindicar las mismas
cosas y en asegurar siempre a sus seguidores que son los salvadores del agro,
puesto que están en posesión de la verdad.
Es cierto que estos nuevos grupos
conocen muy bien los problemas reales que existen a pie de campo, ya que nadie
está más autorizado que un agricultor para contar al mundo entero a través de
las redes sociales sus problemas del día a día, su falta de rentabilidad y sus preocupaciones
más que justificadas ante un futuro incierto.
"Por primera vez, los agricultores de Almería se representan a sí mismos, con nombre y apellidos, dejando sus opiniones personales en los comentarios en internet"
Facebook, por ejemplo, se ha
convertido durante las últimas semanas en la plataforma virtual para que
diferentes grupos de agricultores luchen entre sí encarnizadamente por
conseguir seguidores que sumar a la causa y poder legitimar así la validez de
sus argumentos. Por primera vez, los agricultores de Almería se representan a
sí mismos, con nombre y apellidos, dejando sus opiniones personales en los
comentarios en internet. Ya no se sienten representados ni por las
instituciones, ni tampoco por las organizaciones agrarias, que asisten como
invitadas a las asambleas informativas.
"Lo peor de todo es que estos agricultores que calientan las redes sociales no se sienten representados por las cooperativas ni por las organizaciones de productores a las que pertenecen"
Pero lo peor de todo es que esos mismos
agricultores que calientan las redes sociales con todo tipo de indignaciones e
improperios contra el capitalismo y contra el comercio hortofrutícola no se
sienten representados por las cooperativas ni por las organizaciones de
productores a las que pertenecen y a las que están obligados a pagar para ser socios.
En esos nuevos grupos se habla de las cooperativas como algo ajeno, dirigido
por otros, y completamente fuera del alcance del productor. Ante esto, cabe
preguntarse de qué ha servido fomentar el cooperativismo y por qué las
administraciones siguen incentivando con ayudas públicas a cooperativas y OPFH,
si ni siquiera tanto esfuerzo ha servido para que los agricultores reivindiquen
la defensa de sus intereses a través de las propias estructuras que ellos
mismos han construido.
Los socios y presidentes de estas estructuras
asociativas son los propios agricultores, aunque se les olvide. Los movimientos
reivindicativos en las redes sociales no son más que el reflejo del escaso o
casi nulo debate interno que caracteriza a muchas de estas estructuras, que
ahora parecen estar muy lejos de los intereses de aquellos agricultores que las
integran y que no dudan en criticarlas, prefiriendo lanzar al aire
convocatorias de huelga general por los bajos precios y no haciendo uso de unas
plataformas de comercialización que ellos mismos mantienen cada año con su
dinero.