Paco Campos
Doctor en Filosofía y profesor de la Universidad de Almería
Dentro de un planteamiento autonomista es evidente que no toda la ciudadanía almeriense se muestra como netamente andaluza. Importa mucho la geografía en este tratamiento porque la distancia que media entre la metrópoli y la colonia ha impedido una afluencia recíproca entre Sevilla y Almería, sobre todo si tenemos en cuenta el pasado remoto, en el que la cultura no estaba lo vehiculizada, tampoco vehiculada, no sólo por la falta de tecnología sino también de infraestructuras. La geografía pone a cada uno en su sitio, un sitio que lo hace suyo cada uno y que, independientemente de los avatares políticos, es intransferible. Es por eso por lo que muchos paisanos nuestros no se ven andaluces al no verse sevillanos.
Andalucía |
En fin, yo quiero introducir otro ingrediente más en este gazpacho andaluz y es el de la territorialidad, en la que tiene mucho que ver la orografía, que conforma medios de vida y de intercambio en territorios comunes, como sucede en la Alpujarra y en las comarcas del norte de la provincia que limitan con Granada y Murcia. Esa es una singularidad incontrovertible que hace que se diferencie claramente una Andalucía volcada en el valle del Guadalquivir y otra entretejida con los sistemas montañosos béticos y penibéticos, o si se quiere, entre la campiña y montaña, considerándolos a grandes rasgos. Por tanto hay una diferencia clara entre la Andalucía Oriental y la Occidental, y no tiene que haber prioridades de una sobre otra, aunque de modo efectivo se produzcan los típicos agravios comparativos.
Si hay una Dakota del Norte y otra del Sur, y una Carolina del Norte y otra del Sur y viven entre sí tan felices, ¿por qué no una Andalucía Oriental y otra Occidental? La distancia importa porque impide las afluencias, y ya estamos un poco hartos de estar.