Kayros
Periodista
Yo
puedo entender que hay alguna relación matemática entre Roquetas y la lotería,
sobre todo si sus gentes no paran de comprar décimos haciendo cola a la puerta
de las administraciones. Si solo un número ya es de por sí mismo una
posibilidad entre varios millones de ellas, parece lógico que al comprar muchos
números aumenten las suertes.
Amat y la niña del Gordo |
En los tiempos en que yo viajaba por el Norte de
Africa, descubrí que los pescadores marroquíes tenían una teoría especial sobre
el azar. Decían que metiendo más individuos en su barca de pesca, había más
suerte entre los viajeros. No sé si esta doctrina la estarán explotando las
mafias de las pateras. El caso es que en Roquetas ha caído el gordo dos veces
en muy poco tiempo. Esto ha inspirado a los publicistas autóctonos para
engendrar un eslogan originalísimo. Desde ahora Roquetas es la “ciudad la
lotería”.
Veo desbandadas de españoles que se trasladan de vez en cuando a esta
tierra por el antojo de que aquí la suerte es un invernadero. Es más, se le
están haciendo homenajes a las autoridades por haber propiciado un clima social
donde es posible el premio. No necesito ahora extenderme sobre el centenar de
etnias que aquí se conglomeran por aquello del derecho a emigrar, etcétera.
Cuando apareció la serie de “Mar de plástico” la derecha tradicionalista y de
las JONS se alarmó no poco creyendo que la película ponía a parir a los
nativos. Dijeron: aquí no somos tan bestias y por estos contornos tampoco. Menos
mal que poco a poco el problema se fue suavizando a medida que fuimos
entendiendo que solo era una ficción. Cuando abrió sus puertas la feria del
turismo, Fitur, lo primero que hizo nuestro alcalde fue retratarse solemnemente
con todos los personajes de “Mar de plástico”.
Había que aprovechar la cometa
publicitaria y valerse de cualquier cosa para poner en órbita la labor
promotora de este ayuntamiento. Había que establecer la relación entre la
lotería y el desarrollo socioeconó- mico de Roquetas de Mar, cuando no tiene
nada que ver, si acaso la desesperación mortal de la gente que no encuentra
otra esperanza ni otra salida que comprar lotería para hacerse rica.