Marta
Rodríguez
Periodista
El
camino de Los Coloraos se antoja largo y lleno de obstáculos. Si ya era difícil
lo que ha conseguido la escritora Carmen Ravassa -que en su libro El colorao
no es rojo asegura haber dado con la documentación que acredita que sus restos
se encuentran en un nicho olvidado en el Cementerio de San José de la capital-,
comprobar si esta situación es real y, de serlo, lograr dignificar lo que queda
de los Mártires de la Libertad se asemeja a la trama de una novela de misterio.
El
concejal de Fomento del Ayuntamiento de Almería, Carlos Sánchez, del que
dependen los cementerios, alude al derecho funerario a la hora de explicar
cuáles serían los pasos a seguir. En primer lugar, habría que comprobar si esa
documentación es rigurosa y si, efectivamente, en esa unidad de enterramiento
están los restos de Los Coloraos. “A partir de ahí habrá qué ver si esa unidad de enterramiento sigue vigente y
si los individuos cuyos restos están ahí tienen familiares vivos y ponerlos al
día de la situación”, señalaba ayer.
Cementerio de San José |
En
el caso de que no existan familiares de Los Coloraos o de que esa unidad de
enterramiento tenga la concesión caducada, el Ayuntamiento de Almería sí podría
actuar de oficio y sacar esos restos. “El debate ya sería ver qué hacer con
ellos: yo, por supuesto, entiendo que hay que dignificarlos, como a los demás que
se encuentran en la zona uno, que es la más deteriorada del cementerio y que el
Consistorio lleva tiempo haciendo un expediente de ruina para regularizar todo
eso”, apunta.
Al
afectar, presuntamente, a un grupo de personas, el proceso sería todavía más
lento. “Habría que consultar uno por uno y ver si corresponden con las personas
que aparecen en el libro. En
numerosos casos hemos encontrado unidades de enterramiento de hasta 300 años,
hay unidades muy antiguas y, con el traspaso de libros, se han perdido algunas
referencias”, indica el edil.
De
encontrar descendientes con vida, habría que ver si estos quieren hacer constar
su derecho sobre la unidad de enterramiento. “Entendemos que a lo mejor no lo
van a hacer porque han pasado muchos años y supongo que estarán de acuerdo con
que los restos se pongan en valor. Pero, no obstante, hay que brindar esa
oportunidad porque lo marca la normativa”, argumenta.
En
el hipotético caso de que el proceso de recuperar los restos de Los Coloraos
llegase a buen puerto, se plantearía el debate de dónde ubicarlos. El concejal
Carlos Sanchez se muestra partidario de que se queden en el camposanto, donde
se podría instalar un monolito como el dedicado a Celia Viñas. En el
actual Pingurucho, señala, es “inviable” introducirlos. “El
monumento a Los Coloraos no puede ser una ubicación para esos restos mortales,
primero porque en este momento estamos de obras en la Plaza Vieja y la
remodelación de la plaza en sí se debe producir en los años 2017 y 2018 y,
luego, porque el Pingurucho va a sufrir modificación sí o sí por la obra”,
mantiene.
“Aparte,
nos encontramos con un grandísimo problema arqueológico en la plaza, que era
una necrópolis y hay enterramientos a una cota muy alta, prácticamente a 30-40 centímetros de
donde pisamos. Cualquier cosa que se haga conlleva estudio arqueológico, por lo
que no parece muy adecuado”, dice. Carlos
Sánchez compara esta situación con la que se vivió con los restos de Celia
Viñas, que fue “mucho más fácil” porque sus familiares estaban vivos y dieron
su consentimiento. “No digo que sea imposible, pero sí es un proceso más lento
y trabajoso”.