Armando
García
Director
de AG Comunicación
Se
habla poco, muy poco, de las miles de personas que componen en nuestra tierra
las cadenas de manipulado de frutas y hortalizas. En su mayoría mujeres, son
una fuerza laboral imprescindible para que la producción del mar de plástico
llegue a su destino bien envasada y con el formato exigido por los
distribuidores. Sin embargo, a pesar de su enorme importancia, los trabajadores
del manipulado casi nunca salen en los medios. Son los otros, los que trabajan
en silencio, los que pasan desapercibidos, unas manos tan necesarias como
mediáticamente invisibles, salvo cuando expira su convenio colectivo.
El 31 de agosto expiró el convenio provincial |
Como
viene ocurriendo periódicamente, el sector del manipulado se hace oír y choca
de lleno con los intereses de la patronal. Nada nuevo bajo el sol, porque los
encontronazos entre unos y otros han sido históricos y han puesto en jaque en
más de una ocasión la normalidad en las exportaciones hortofrutícolas
almerienses.
El pasado 31 de agosto expiró el convenio provincial del
sector que ha estado en vigor desde 2010, y que supone un coste básico de 6,28
euros/hora por trabajador, sin contar ningún complemento. El escenario de
negociación ha cambiado mucho desde 2010. El mapa homogéneo que formaban en
Almería las empresas de comercialización se ha alterado con la llegada de
nuevos operadores cuyo funcionamiento no encaja en los estándares ni de una
cooperativa, ni de una alhóndiga. Si a la llegada de esos nuevos operadores que
van por libre y que compiten por mercado y por clientes con las grandes
empresas del sector le añadimos el efecto negativo que la crisis ha provocado
en la comercialización hortofrutícola almeriense ya tenemos el caldo de cultivo
perfecto para que las posiciones de partida estén muy alejadas.
Desde que se
negoció el último convenio del manipulado han caído algunos buques insignia
de la comercialización agrícola almeriense, un dato que ahora no puede pasar
desapercibido. Todo esto puede explicar que la patronal, por primera vez, ponga
sobre la mesa la acusación de que hay empresas que no cumplen el convenio, es
decir, que se sospecha que hay operadores comerciales establecidos en Almería
que ejercen una competencia desleal.
Hay recelo, por no decir miedo, a lo que
pueda suceder en el futuro con las grandes inversiones realizadas y a algunas
empresas puede que no les salgan ya las cuentas después de varios meses
seguidos con precios en origen por debajo de los costes de producción. Se impone
un ejercicio de cordura y diálogo para resolver cuanto antes la situación y no
dar pistas al enemigo dejando a la vista que uno de los sectores laborales más
gruesos de las provincia está sin convenio.