Emilio
Ruiz
La
entrañable relación de la duquesa de Alba con Andalucía, y particularmente con
Sevilla, está fuera de toda duda. En Sevilla se casó en 1947 con el ingeniero
Luis Martínez de Irujo y en la misma ciudad se volvió a casar en 2011 con el funcionario Alfonso Díez. Ella siempre decía que el Palacio de las Dueñas era “su casa”.
Esta vinculación de Cayetana con nuestra tierra fue reconocida por la Junta, que
le concedió el galardón de Hija Predilecta de Andalucía, y por el Ayuntamiento
de la capital hispalense, que la nombró Hija Predilecta de Sevilla. La duquesa
murió en 2014 donde siempre dijo que quería morir: obviamente, en Sevilla.
Duquesa de Alba |
Pero
ya sabemos que amor y dinero no siempre viajan con el mismo baúl. La ciudadana
andaluza Cayetana Fitz-James Stuart tenía su corazón y su vida en Andalucía. Pero
su residencia fiscal la tenía en Madrid, al igual que sus hijos. Ha sido la Hacienda
de la comunidad autónoma de Madrid y no la de Andalucía la que ha engordado sus cuentas
corrientes por el Impuesto de Sucesiones de la duquesa. Lo mismo que ha sido
Madrid y no Andalucía quien se ha beneficiado del impuesto sobre su patrimonio.
A
muchos andaluces se nos ha gastado el lápiz de tanto quejarnos de la lamentable
situación que se está produciendo en nuestra tierra: ciudadanos andaluces están
trasladando su domicilio principalmente a Madrid para liberar a sus herederos y
a su patrimonio de la voracidad fiscal de la Junta. Nuestra comunidad autónoma
impone a sus contribuyentes uno los gravámenes fiscales más altos de España en
ambos impuestos. El IRPF, además, es casi confiscatorio, y menos mal que se ha
rebajado un poco gracias a la presión de Ciudadanos.
La Junta siempre ha aducido
que este problema carecía de entidad, pues al fin y al cabo afecta a una
pequeña parte de los andaluces. Es como una invitación a ese ‘reducido grupo’ a
que sigan el ejemplo de la duquesa. Total, tampoco son tantos votos, y, además,
son votos de gente pudiente, que generalmente vota a la derecha.
En
una reciente comparecencia en el Parlamento andaluz, Susana Díaz ha reclamado
la armonización fiscal de los impuestos de las comunidades autónomas y ha
acusado a otras regiones, principalmente a Madrid, de estar practicando
‘dumping’ fiscal. Es justamente esa la injusticia que tanto tiempo llevamos
denunciando.
Pero, ante esa injusticia, lo peor que se puede hacer es lo que se
ha hecho en Andalucía: aprovecharse de la libertad que ofrece la normativa para
elevar la presión fiscal al límite tanto en IRPF como en Sucesiones y
Donaciones. Madrid, con su política fiscal ‘amable’, se ha convertido en el
lugar de residencia de muchos contribuyentes andaluces. No es tan difícil
hacerse ‘ciudadano fiscal madrileño’: basta con pasar allí seis meses al año.