Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
Les
da vergüenza, pero todos quieren ser de Podemos. Le pasó a Tania Sánchez y su
“no”, que acabó siendo primero me voy de IU, luego monto un partido, luego me
confluyo contigo, después me metes en una lista, y luego ya soy de Podemos “y
punto”. Le
pasa a Alberto Garzón, ese joven e inexperto comunista (todo es coherente en la
expresión, el ser joven y el ser inexperto, y en siendo joven e inexperto, ser
comunista, incluso ser un comunista inexperto al ser joven), que sueña con ser
como Pablo Iglesias, con liderar a las clases obreras subiendo las escalinatas
del Congreso y, trepar, él mismo, por el mástil de la bandera hasta arrancar de
un tirón la que hay y colocar la tricolor… aunque desconozca si el morado es
por el pendón de Castilla, por el feminismo, o rojo descolorido por sus
efluvios corporales fruto de tan intensa excitación.
Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias |
Le
sucede también a Pedro Sánchez, que ve en Podemos aquel PSOE de la Transición
–aunque nada tenga ver a poco que se analice- y en su líder… bueno, como
líder de Podemos no ve a Pablo Iglesias sino a sí mismo, refundador de aquella
organización del yunque y la pluma. Por
querer ser de Podemos, hasta los nacionalistas andaluces, que andan
arrejuntándose por aquí y por allí para ver si los dejan “confluir”, y que en
las próximas candidaturas… a ver si hay un huequicillo, Teresa, mujer, ¿qué te
cuesta?
Dos,
tres, cuatro… surgen colectivos, asociaciones, organizaciones, plataformas…
todas marcando distancias con el Partido Andalucista, que en paz descanse, pero
todas herederas de sus mismos errores. Es lo que tiene no echarle un rato a
estudiar el mercado electoral. Todos
se definen igual, pero todos son distintos, y es que en realidad sí, son
iguales. El personalismo y la vacuidad ideológica revestida de reiteraciones fracasadas,
son una vez más su bandera, como lo fue en el PA.
El
PA fue un partido útil –imprescindible- para que Andalucía se pusiera en pie,
pero no supo manejar ese caudal de confianza, y el PSOE le comió la merienda,
la cena y hasta el desayuno del día siguiente. Así el PA se quedó convertido en
un fantasma cuando todos los partidos, desde el PP hasta el PSOE, pasando por
IU, se autodenominaron “andalucistas”, cuando los símbolos que ellos rescataron
fueron institucionalizados, y así se quedó sin mensaje propio.
Al
PA sólo le quedaba defender su nacionalismo, pero o esencialmente no creían en
él, o no creían en él como reclamo electoral. Y así se fueron muriendo, sin
tener nada que decir, nada que aportar a un pueblo que entonces supo ser
seducido por quien se jactaba de llamar “trapo” a la bandera, “momia” al Padre
de la Patria, a quien el diputado de las Cortes Republicanas Manuel García, del
PSOE, le increpó por haber gritado "viva Andalucía Libre" al final de
su intervención en la asamblea de parlamentarios celebrada en Córdoba en 1.933
(le preguntó que a qué venía eso de “viva Andalucía libre”, a lo que Infante le
respondió “¿no querrá que grite “viva Andalucía esclava?”), y el también
socialista Hermenegildo Casas, presidente de la Diputación de Sevilla, fue
expulsado del partido por haberle ayudado en la convocatoria de la asamblea
pro-estatuto.
Ahora
vamos camino de lo mismo, pero ya nadie quiere ser el PSOE, quieren ser
Podemos. Todos estos que están haciendo manifiestos y proclamas son un calco
de Podemos, pero “nacionalistas”, y piensan que ellos podrán ser la “marea
andaluza”, como existe la gallega o la catalana o la valenciana, pero no, ni
mucho menos, vuelven a errar. En
todos esos territorios han sido primero los demás, y luego han confluido con
Podemos para no pisarse la manguera, mientras que en Andalucía Podemos ya
está, ha ocupado un espacio, y una vez que IU ha sido arrinconada y que
probablemente confluyan, irán a por el andalucismo huérfano, en vista de que el
PSOE se les resiste aquí.
A
Podemos sólo le falta fichar algún andalucista histórico de los que están
almoneda. Y cuando lo tengan cerca… ¡al saco! ¿¡Pero qué trabajo les va a
costar a ellos hacerse andalucistas!? Pues ninguno, si es muy fácil, se coge la
bandera verdiblanca, se dice dos veces Blas Infante y tres 28 de febrero,
después se da una vuelta por el Museo de la Autonomía, y ale, a izar la bandera
de la II República española.