Antonio García Vargas
Poeta
Para cualquier lector de Aldous Huxley, que conozca apenas un poco
más que Contrapunto o Un mundo feliz, será una sorpresa saber que este gran
autor incursionó de vez en cuando en el campo de la poesía con notable maestría
sobre todo en el decir, gracias a su elaborado lenguaje, aunque no tanto en la
Ciencia poética, a la que solo prestó una relativa atención. En este caso que expongo, trato de realzar algo que nos afecta muy
directamente, como
es el hecho de que este escritor incluyó en su libro The cicadas, hace ya
casi un siglo, un poema, concretamente un soneto isabelino (inglés), al que
puso el nombre de Almería.
Aldous Huxley |
Corría el año 1929. Huxley era de un escepticismo demoledor e
incisivo contra casi todo lo terrenal, creía que el hombre debía desligarse de
todo lo que no fuere estímulo para el encuentro con la verdad absoluta, por la
vía emocional e intuitiva. Tal vez de ahí surgió la espiritualidad que parece
desprender su soneto a Almería, el cual sobrevino como consecuencia de su viaje
por las costas mediterráneas y especialmente las de España en aquellas fechas y
de la impresión que le produjo contemplar la pobreza de Murcia y Almería sobre
todo.
"El angustiado paisaje de los cerros de Tabernas y otros entornos próximos viene a ser como un dardo al ojo caminante cuando por primera vez se topa con el fenómeno estético que le muestra el desértico poema térrico almeriense"
Los broncos cerros almerienses, parecidos a esqueletos de montaña,
desnudos, aurorales y profundos, escapan a la observación interpretativa de los
eventuales contempladores “ad usum” de los amantes de lo verde y lo húmedo. El
angustiado paisaje de los cerros de Tabernas y otros entornos próximos viene a
ser como un dardo al ojo caminante cuando por
primera vez se topa con el fenómeno estético que le muestra el desértico poema térrico
almeriense, sobre todo si nos remontamos a aquellas fechas en que Huxley lo
vio, a inicios casi del
siglo XX.
Tras recorrer toda la costa española, lo que con más fuerza quedó
grabado en su retina fue la desolada Almería. El ascético paisaje almeriense de
entonces ganó su corazón y no pudo sustraerse a la idea de mostrar en versos la
salvaje belleza de esa (para él) misteriosa tierra de polvo arcilloso,
alacranes y esparto. La descarnada libertad de esta Naturaleza integral y
primitiva es lo que refleja sobre todo y sin artificios su descarnado y al
tiempo admirado análisis de aquella maravilla que le asaltara el ojo hasta
enceguecerlo con el desnudo sol que se encarga muy bien de resaltar el poema.
El soneto está compuesto en endecasílabos siguiendo la línea de Shakespeare, Spencer y los
grandes poetas anglosajones del XVII. No pudo alcanzar las delicias del yambo pero compuso
unos versos libres correctísimos en los que predomina la emoción sobre todo. Y
a todos nosotros nos legó un preciado tesoro documental de la Almería de
entonces. Expongo el poema original en inglés y lo acompaño con una
transcripción en hexámetros españoles puros de mi cosecha donde, como es natural, he
intentado plasmar no solo el sentir de Huxley sino las claves poéticas y
mínimos detalles que considero faltaban en los versos. Espero que sea del
agrado de los lectores.
ALMERÍA
—Sonnet for Aldous Huxley—
Winds have no moving emblems here, but scour
A vacant darkness, an untempered light;
No branches bend, never a tortured flower
Shuders rood-weary, on the verge of flight;
Winged future, withered past, no seeds nor leaves
Attest those swift invisible feet: they run
Free though a naked land, whose breast receives
All the fierce ardour of a naked sun.
You have the light for lover. Fortunate Earth!
Conceive the fruit of his divine desire.
But the dry dust is allshe brings to birth,
That child of clay by even celestial fire.
Then come, soft rain and tender clouds, abate
This shinning love that has the force of hate.
ALMERÍA
—Basado en el soneto de Aldous Huxley—
(Transcripción en hexámetros dactílicos de Antonio García Vargas)
Viento almeriense, ajeno a emblemas que móviles barren
esos vacíos y oscuros silencios de luz destemplada;
nunca las ramas se doblan, jamás una flor torturada,
de estremecida raíz, agotada, al borde del vuelo.
Ese futuro, pasado marchito, sin hoja o semilla,
esa evidencia de pies invisibles, veloces, que libres
corren por tierras desnudas, tomando del árido pecho
todo el ardor, la fiereza del
sol, despiadado el destello.
¡Tienes la luz por amante, oh tú, afortunada Almería!
Tierra que infértil concibe el deseo de frutos divinos,
mas los retoños que engendra son polvo, alacranes y piedras,
hijos de esparto y arcillas que el fuego del cielo fecunda.
¡Nubes, venid, delicadas y suaves! ¡Oh lluvias, calmad
esta pasión que radiante, al odio y al mal se asemeja!