Armando
García
Director
de AG Comunicación
El
campo almeriense sigue zozobrando en eso que se ha venido a denominar la
tormenta perfecta. Un cúmulo de factores han entrado en juego durante esta
campaña influyendo de manera perniciosa en la rentabilidad de miles de
productores. Lo ha dicho esta misma semana ASAJA, que denuncia pérdidas de
ingresos en torno a 14.500 euros por hectárea, una cifra nada desdeñable que
debería provocar, al menos, una reflexión profunda.
No buscar culpables |
Realmente, es lo que
necesita el campo almeriense, más reflexiones y menos subvenciones. El parche
de las ayudas públicas de nada nos va a servir si se siguen haciendo
reflexiones y análisis que no sirven para nada. Reflexiones de salón y análisis
firmados por “iluminados” del comercio ya hemos tenido bastantes, y si no que
alguien se moleste en buscar en las hemerotecas lo que dijeron e hicieron los
agentes del sector agrícola durante los últimos diez años de la industria uvera
de esta provincia.
"No es ningún triunfo producir más kilos y venderlos más barato, es más bien una vergüenza colectiva estar en el mercado para dar más por menos"
Al no ser experto en economía ni en comercialización no está
a mi alcance ofrecer recetas de éxito, ni siquiera recetas de supervivencia.
Pero usando el sentido común, alguien debería darse cuenta de que en esta
provincia tiene que dejar de ser motivo de celebración el hecho de que cada año
el campo almeriense supere su propio récord de producción agrícola. Señores, no
es ningún triunfo producir más kilos y venderlos más barato, es más bien una
vergüenza colectiva estar en el mercado para dar más por menos.
Que si el
tomate se va a Marruecos, que si se siembra menos melón, que si la judía de
Almería se ha extinguido de las pizarras, que si el veto ruso y mucho ojo con
el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Demasiadas amenazas nos rodean
como para seguir celebrando triunfos como si no pasara nada.
"Cuando hay miles de familias de agricultores que lo están pasando mal y que se plantean abandonar la profesión heredada de sus padres aquí debe iniciarse urgentemente la fase de búsqueda de soluciones"
De una vez por todas
debería superarse la fase de buscar quién tiene la culpa o de señalar al
causante de todo esto, porque cuando hay miles de familias de agricultores que
lo están pasando mal y que se plantean abandonar la profesión heredada de sus
padres aquí debe iniciarse urgentemente la fase de búsqueda de soluciones.
En
Almería no nos faltan empresarios de pro ni eminencias académicas para conjugar
esfuerzos en favor del futuro económico de la provincia, pero no sé si hay
voluntad o quizás sucede que está más generalizado de lo conveniente ese
convencimiento de que la agricultura de Almería es tan sólida que nada ni nadie
la destruirá.
También existe la opción de no hacer nada y morir con las botas
puestas, al más rancio estilo del general Custer, y dejar que el sector agrícola
almeriense fenezca sin remedio a consecuencia de su galopante pérdida
competitividad. Cuestión de gustos.