Emilio Ruiz
Don
Diego Alonso Berbel es un personaje muy conocido en los periódicos de Almería.
Aún sigue manifestando sus inquietudes a través de las Cartas al Director, algo
que ya casi nadie hace (ahora, por lo general, la histórica sección es cubierta
por personal de la propia Redacción, que firma con identidad inventada). El
hombre se atreve con todo: lo mismo se pronuncia sobre lo que considera un mal
planteamiento de Gorosito en un partido del Almería que expone una planificación
sobre las comunicaciones ferroviarias de la provincia. Le asiste una vasta
cultura: ha sido cura, maestro de escuela, director de colegio y escritor de un
par de libros. Además, es de Albox, que es casi más que todo eso junto. A mí me
encantan sus misivas periodísticas. Están bien redactadas, son emotivas y tienen
un saborcillo de nostalgia que agrada a los sentidos.
No
conozco personalmente a don Diego. Debe ser un hombre ya mayor, y una de esas adorables
personas que paralizaron el curso de la historia a mediados del siglo pasado y que
piensan que todo lo que después ha venido no es más que el deterioro de lo que
había. Su última carta me ha entusiasmado. Es un canto a lo tradicional, a las
esencias, a lo auténtico. Tenía don Diego necesidad de mandar un paquete desde
Almería, donde ahora vive, a su pueblo. “Un paquete de libros que pesa 20
kilos”, precisa, para que no haya equívocos. ¿Y cómo intenta mandar don Diego
el paquete? Veámoslo.
“Voy a la estación intermodal –cuenta-, donde
soy atendido amablemente por una señorita. -¿Cuántas veces sale un autocar a
Albox? –Únicamente a las 14,30 y hay que hacer transbordo en Vera. -¿Puedo
enviar en él un paquete? –No, solamente pasajeros. –Muchas gracias”. Primer
intento fallido.
“Voy
al despacho de Renfe y me atienden con amabilidad. -¿Cómo puedo mandar a Albox
un paquete de 20 kilos? –Aquí no, desde hace muchos años. -¿Me puede informar
sobre cómo lo puedo mandar? –Tendrá usted que ir a una empresa de transporte o
a Correos”. Segundo intento fallido.
Frustrado
el propósito, es entonces cuando aparece el don Diego más pesimista: “¡Vaya
situación que tiene mi pueblo! –se lamenta-. En el año 1954 la empresa
albojense de Los Cananos venía a Almería tres veces en semana… Han transcurrido
60 años y encuentro una situación peor… Mi pregunta es: ¿Si la situación es
calamitosa, por qué impedir que Los Cananos puedan venir diariamente trayendo
pasajeros y mercancías a Almería?”.
No me
digan que no es genial don Diego. Ni Seur, ni MRW, ni Correos Express… En la
era de la mensajería con drones, reivindiquemos lo auténtico, lo tradicional,
lo que nunca falla: ¡Los Cananos!