Armando García
Director de AG Comunicación
A veces lo bueno no es tan bueno y todo lo que se vende como solución milagro para la gestión integrada de plagas en el invernadero parece que no reúne suficientes garantías. Los expertos han puesto el punto de mira en esa casi infinita familia de nuevos productos biológicos que prometen efectos milagrosos en las plantas bajo atractivas denominaciones comerciales de extractos naturales, bioestimulantes, fortificantes y un largo etcétera. Son productos que en los últimos años proliferan por el campo y se disputan los huecos disponibles en las vallas publicitarias y en cualquier cruce de caminos entre invernaderos, pero las dudas sobre su eficacia y sobre su calidad son ya un secreto a voces.
No es casualidad que se sufra una virosis por campaña |
Quedó muy claro el pasado jueves durante la jornada técnica celebrada en la finca experimental Las Palmerillas, de la Fundación Cajamar, donde se analizó con rigor científico el futuro del control biológico, al mismo tiempo que se identificaron algunos errores generalizados que pueden costar muy caro al campo almeriense. La relajación en las dosis de insectos beneficiosos y la toma de decisiones sin el respaldo de un técnico cualificado tienen mucho que ver con el repunte de plagas tradicionales al que se enfrentan los agricultores, que además encuentran cada campaña en su invernadero problemas nuevos con plagas secundarias o emergentes.
Que el campo sufra una media de una virosis grave por campaña, dicen los que entienden de todo esto que no es casualidad. Uno de los puntos de riesgo que se han identificado es la dudosa compatibilidad de algunos extractos naturales con los insectos beneficiosos que se sueltan en los invernaderos. Al parecer, muchos de esos extractos son producidos por pequeñas empresas que no tienen suficiente capacidad de inversión para realizar guías fiables de compatibilidad, por lo que dejan a la suerte de cada cual los resultados finales que se puedan obtener.
La conclusión es que ciertos productos supuestamente milagrosos lo único que conseguirán es matar a la población de insectos beneficiosos, dejando vía libre a las plagas para que campen a sus anchas por el invernadero y obliguen al agricultor a arrancar antes de tiempo su plantación, con la consecuente pérdida económica.
Este factor de riesgo demuestra lo importante que es confiar en marcas que sean financieramente solventes y que puedan invertir continuamente en I+D. Al mismo tiempo, este factor de riesgo nos recuerda que la peor plaga del campo es la falta de información y que un agricultor nunca debe confundir un comercial a comisión con un verdadero asesor técnico cualificado. Ojo al dato.