Anabel Veloso, con Valderrama, en 'Bajo el ala del sombrero'

Horacio Otheguy Riveira
Culturamas

Pepa Gamboa dirige una espléndida función por la que se pasea la historia de Juanito Valderrama narrada y cantada por su hijo Juan: un encuentro familiar que emociona de principio a fin, en el que nada falla y todo engrandece el núcleo familiar y el arte de la canción española en el recuerdo de un gran artista y un hombre ejemplar. A cien años del nacimiento del maestro, un desfile de aventuras y canciones, con poca nostalgia, notable sentido del humor… y mucho amor eterno.

Es el centenario del nacimiento de Juanito Valderrama (Torredelcampo, Jaén, 24 de mayo de 1916 – Espartinas, Sevilla, 12 de abril de 2004), desde chaval volcado en la canción y el teatro musical con un estilo propio inconfundible. Luchador sonriente, sufridor reposado, padre amantísimo y artista popular que jamás olvidó su condición de hombre humilde con fervor de hombre justo. Desanduvo muchos caminos y emprendió otros nuevos, fue y vino de éxitos y tropiezos parando en mayoría de estaciones atestadas de público fervoroso. Por el aire se desliza, entre sonrisas sabias, un consejo que su hijo no olvida (entre muchos otros): Ni te vuelvas loco con el éxito, ni te deprimas con el fracaso, este es un oficio ascensor; hoy estás arriba y mañana abajo.

Cartel anunciador del espectáculo

Bajo el ala del sombrero (Teatro Bellas Artes de Madrid, a partir del 8 de junio de 2016) es homenaje, reconocimiento, emoción grande con pinceladas de humor, y todo ello envuelto en el regalazo de una gran función de teatro donde todo está medido, no hay desbordamiento de melodrama ni sobreactuación de desgarro y tronía (algo que, lamentablemente, ha sucedido con muchos homenajes interminables, sin adecuada producción).

Aquí todo se ajusta a un guión preciso y una puesta en escena de una de las grandes directoras teatrales de España, Pepa Gamboa: un florido recorrido por el poético pasado y presente de la gran poesía popular, y por las ironías de gente sencillamente genial, y por supuesto con el baluarte de la voz exquisita de un intérprete que consiguió abrazar a su padre, amarle y admirarle incondicionalmente, y a su vez tener su propio estilo, su propio talento, encantador, sereno y atemporal.


Anabel Veloso, con Valderrama

Bajo el ala del Sombrero es un espectáculo teatro-musical, narrado y cantado por Juan Valderrama, autor a su vez de la dramaturgia. En él se integran todos los elementos que hacen a una sobresaliente representación teatral, y no a un mero recital.

Todo parte del hijo que viene de más allá del tiempo a una casa con los muebles antiguos cubiertos de sábanas. No llega triste, aparece con la serenidad de quien tuvo la inmensa suerte de ser querido y enseñado por su padre. A cada paso, una sensación de plenitud, de belleza, de solidaridad con los vivos de ahora, y los muertos fantásticos que siempre nos estarán acompañando.

Un viaje apasionante en el que se entrelazan la palabra y el canto. Todo comienza en 1916, donde un niño con una voz prodigiosa sueña con llegar a convertirse en un gran artista y no parará hasta lograrlo, coincidiendo con episodios fundamentales de nuestra historia. La segunda República y sus divisiones, una guerra civil, una dictadura, la transición y la democracia.

Se presentan documentos inéditos, fotografías, carteles de espectáculos desde 1929, partituras originales de ese trío de ases que fueron los maestros Rafael de León, Antonio Quintero y Manuel Quiroga… Testimonios de un valor incalculable para la cultura popular española. Un mundo de canciones y entreveros, de traiciones y grandes amores para el que Juan Valderrama se ha preparado a conciencia como actor. Se recorren las peripecias de Juanito y de otros artistas que tuvieron gran influencia en su vida, como La Niña de los Peines, Tomás Pavón, Pepe Pinto, La Niña de la Puebla, Pepe Marchena, Miguel de Molina, Concha Piquer…

Salpicado de anécdotas muy interesantes, cuando no emotivas, algunas de las cuales inéditas, Bajo el ala de sombrero trae las canciones estelares de Juanito interpretadas por Juan con su propio estilo que hace poner de pie a los espectadores acongojados por el recuerdo y la maravilla de un enlace familiar que va más allá del tiempo y el espacio: Madre hermosa, El emigrante (con el añadido de la presentación ante Francisco Franco: “Ahora nos fusilan”…) y muchas otras, reflejo de una España doliente que el franquismo utilizó como símbolo del régimen. Pero por todas partes, cualquier fuese su condición, las canciones de auténticos poetas daban una y otra vez la vuelta al mundo. Por ejemplo, la Hispanoamérica de los refugiados expulsados por el fascismo español, cuántas lágrimas de pena y felicidad de reencuentro, cómo se aferraban a las radios, emocionados  con ese país suyo del que tuvieron que huir para salvar la vida, renaciendo sus barrios y costumbres, sus angustias y felicidades con tan hermosas letras y melodías. A ningún exiliado se le ocurría pensar que sus creadores eran cómplices del sistema. Todos tenían la certeza de que vivían como podían en un país gobernado por asesinos.

Juanito Valderrama fue una de las voces más importantes de la música española, pero su legado se oscureció durante los años 80 por considerarse, ridículamente, un protegido de la dictadura franquista. Creadores libres de toda sospecha como Manuel Vázquez Montalbán, y sobre todo Joan Manuel Serrat le ubicaron en su justa medida. Este último le dedicó un homenaje multitudinario en la Plaza de Toros de Las Ventas, que inició con dos palabras: “Gracias, padre”.

La directora Pepa Gamboa, de merecido prestigio en el mundo del espectáculo, nace en la localidad sevillana de Arahal, cursa estudios de Derecho y Filología en la Universidad de Sevilla así como de Dirección Escénica en la Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD). Es especialmente conocida en el mundo del espectáculo andaluz porque logra dotar de elementos innovadores la liturgia del flamenco, eliminando todo el ritual e incorporando elementos teatrales con resultados muy novedosos.

Su trayectoria como directora de escena se inicia con la creación de la compañía de teatro “El traje de Artaud”, en la que participan diversos artistas plásticos como Pedro G. Romero, Federico Guzman o Alonso Gil, entre otros. En ese marco crea obras como El tambor futurista, con textos de Pedro G. Romero; Nosferatu, versión libre de la obra homónima de Francisco Nieva, estrenada en el Festival Internacional de Teatro de Heidelberg (Alemania) y seleccionada para el Festival Internacional de Teatro de Lieja (Bélgica); Satie, cuya dramaturgia y textos comparte con José Ángel de la Paz; y Matemática, de nuevo con texto de Pedro G. Romero…, inicia su trayectoria con la creación de la compañía de teatro El traje de Artaud, con la que participa en numerosos Festivales Internacionales. Continúa su labor profesional con numerosas obras, dirigiendo espectáculos para el Gran Teatre del Liceu, el Teatro Español o el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Ha obtenido, entre otros, el Premio Concordia, el Premio Clara Campoamor y el Premio Escenarios de Sevilla al mejor creador escénico. Recientemente, ha debutado como directora escénica en el terreno operístico con una versión de La tragedia de Carmen.

Teatro Bellas Artes de Madrid. Del 8 al 26 de junio de 2016. Idea original y dramaturgia: Juan Valderrama. Dirección: Pepa Gamboa. Ayudante de dirección: Joaquín Galán. Escenografía: Antonio Marín. Intérprete: Juan Valderrama. Bailaora: Anabel Veloso. Guitarra: Rubén D. Levaniegos. Piano: Manuel Molina. Percusión: Manuel Luque. Diseño de luces: Manu Madueño. Mezcla sonido: Miguel Ángel Moral (Sonoube). Realización Pantallas: Serena Digital. Proyecciones: Javier Esteban. Producción: Rosa Peña (Kompetencia Records).