Armando García
Director de AG Comunicación
De todo el decálogo de medidas que ASAJA ha presentado esta semana para combatir la pérdida de renta en la agricultura almeriense me llama poderosamente la atención el último punto, titulado “Saber cuándo gano y cuándo pierdo”. Puede parecer obvio que un agricultor conozca exactamente su margen de beneficios, pero cuando ASAJA incluye este punto en su decálogo a buen seguro hay muchos titulares de explotaciones familiares que pueden tener cierta confusión a la hora de saber cuánto ganan o cuánto pierden.
¿Cuánto gana realmente un agricultor? |
El consejo de la patronal agraria me parece muy acertado, porque un invernadero es una actividad económica y como tal debe gestionarse con criterios empresariales y hasta con un plan de negocio. La toma de decisiones debe ser después de echar las cuentas, y nunca consecuencia de un barrunto.
En una agricultura supuestamente competitiva y moderna, hay que desterrar los tacos de facturas guardadas en la guantera de la furgoneta y tener muy claras en la mente las cifras que revelan si el trabajo que se está haciendo es verdaderamente rentable. Con un trágico cierre de campaña desde el punto de vista económico, no es mal momento para ordenar papeles de cara a la próxima siembra y reflexionar.
Esta misma semana, Coexphal daba a conocer que la campaña 2015/16 ha concluido con precios un 12 % más bajos, aunque el dato realmente trascendente es que el margen de beneficios de los agricultores de la provincia ha caído un 54 %, es decir, que se ha ganado la mitad. Así las cosas, recuerdo ahora ese concepto de “selección natural” que me contaron hace tiempo aplicado a la evolución de nuestro modelo agrícola.
Vivir de la tierra es complicado, requiere una actualización constante y una lucha continua para depender al final de unos precios en origen en los que el agricultor no tiene, por desgracia, ninguna capacidad de influencia. En consecuencia, muchos han tirado la toalla durante los últimos años, incapaces de seguir adelante. Ya no vale siempre aplicar la regla de vender muchos kilos y pensar que al final algo quedará. La crueldad de los mercados es infinita, y está castigando duramente a las producciones almerienses, que siguen teniendo fama de abundantes y de baratas.
También dice ASAJA en su decálogo que hay que aumentar superficie y producción. No puedo estar del todo de acuerdo, si el aumento de la superficie se hace sin garantías de tener agua y si el aumento de producción se hace por encima del nivel real de demanda en los mercados. No obstante, me parece muy positivo que esta organización agraria ponga encima de la mesa un documento de referencia que contempla propuestas concretas.
Lástima que dos de las tres organizaciones agrarias con representación en Almería estén fuera de los canales de interlocución que ya existen con el resto del sector agrícola. Quizás el primer punto de un decálogo colectivo debería ser la unidad de acción.