El uso agrícola del yeso de las canteras de Sorbas

José Antonio Arcos
joseantonioarcos.es

Me llamaba hace unos días Fran Maleno, técnico de campo de suministros Lupión y Rodríguez, situada en La Mojonera, para invitarme a una actividad muy interesante que recorría gran parte de la provincia de Almería desde el desierto de Tabernas, pasando por las canteras de Sorbas hasta finalizar en los campos de cítricos de Cuevas del Almanzora. Despierta el interés de muchos, entre ellos el mío, poder contemplar los puntos de unión de actividades a priori tan alejadas como la minería y la agricultura. De ahí que concurriésemos en la jornada varios autobuses llegados de Murcia y otras zonas del Levante español, y Almería.

Cantera de yeso de Sorbas

“Durante cinco años hemos estado trabajando con un grupo de investigación de la Universidad de Almería”, describía Francisco Torralba, gerente del grupo del mismo nombre, “llevo toda una vida en el sector del mineral, pero con el foco puesto en otros sectores de actividad; pero ahora hemos querido dar un paso hacia adelante, trabajando con investigadores de la universidad para emplear el yeso que aquí tenemos, sin necesidad de importarlo del norte de Europa, para nuestra agricultura, incluyendo las producciones ecológicas”. Según me explicaba el propietario de Sulfato Cálcico del Mediterráneo, empresa murciana que explota las canteras de las imágenes ubicadas en Sorbas, son productos “tres veces más baratos que los importados de Noruega”.

Los 7 mandamientos del yeso agrícola: 1.- Corrector salino. 2.- Mejora la estructura del suelo permitiendo una mayor tasa de infiltración y consiguiendo una mayor eficiencia en el uso del agua. Una buena aireación del suelo. 3.- Baja el pH del suelo. Aumenta la disponibilidad de otros nutrientes y micronutrientes. 4.- Mejora la tierra compactada gracias a un buen equilibrio Ca/Mg. 5.- Aporta calcio y azufre como nutrientes. 6.- Mejora la utilización del nitrógeno aportado. 7.- Ayuda en el desarrollo y actividad de los microorganismos del suelo.

El yeso (Sulfato de Calcio deshidratado) es un producto natural extraído de las canteras y molido para su posterior uso como enmienda de suelo. Entre las ventajas que destacaba Salvador Lupión, socio junto a Manuel Rodríguez de la empresa distribuidora de este sulfato cálcico en el Poniente almeriense, Lupión y Rodríguez (L&R), estarían las siguientes:

Aporte de calcio en suelos descompensados en el complejo de intercambio catiónico (CIC) con respecto a sodio o magnesio, evitando así futuras deficiencias de calcio en el cultivo (peseta). Ideal para recuperar suelos sódicos, con exceso de magnesio y suelos que se rieguen con agua duras.
Al aportar calcio mejora la estructura de suelo, favoreciendo la aireación e infiltración.
Mejora la absorción de nutrientes.
Favorece la actividad de la materia orgánica y por lo tanto de microorganismos de suelo.
El calcio es fundamental en la nutrición vegetal desde el inicio (enraizamiento) hasta la cosecha, por lo que conseguimos plantas más sanas y fuertes que se traduce en una mejora dela cosecha.

Estos yesos agrícolas son aplicables a cualquier modelo agrícola. En la jornada conocí a un agricultor de la zona del 21 de Níjar que los utiliza, Gabriel Olivencia. El yeso se puede aplicar en invernaderos a todo el terreno o bien en las líneas de cultivo. Las formas de aplicación variarán, se puede aplicar junto a materia orgánica, tipo estiércol o compost, antes de desinfección de suelo, encima del enarenado o en la línea de cultivo. Siempre se debe intentar mezclarlo con la tierra y aplicar riegos abundantes a capacidad de campo para facilitar su disolución y efecto sobre el suelo. No existe ningún problema de toxicidad sobre el cultivo.  Las dosis de aplicación variarán y deben de calcularse en función del tipo de suelo, con una dosificación máxima de 25 toneladas por hectárea.

Sin embargo, el recorrido en este evento se centró en la gran finca de olivar que J Carrión ha levantado en el campo de Tabernas. Cientos de hectáreas de olivos que utilizan el yeso como fertilizante. La explotación olivarera no dejó indiferente a nadie, sobre todo, después de recorrerla en autobús y comprender que difícilmente habrá en España una finca similar. Pregunté a distintos olivareros de otras regiones que también habían sido invitados y todos coincidieron en que jamás habían visto un olivar intensivo, de riego por goteo, tan tecnificado y de tales proporciones.