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La Alcazaba y su embrujo andaluz

José Fernández
Periodista


Que la Alcazaba se cae a pedazos no es ninguna novedad. Eso es algo que se percibe a simple vista y que se comprueba, con dolor y estupefacción, cada vez que se visita. A las manchas de humedad que impregnan grandes zonas de la muralla, el abandono de los torreones de San Cristóbal, en donde florecen felices los matojos y la sensación de incuria que tiene todo el recinto, se añaden ahora desprendimientos de partes de la muralla norte.

La Alcazaba

A estas calamidades, que minimizan ahora con ridículo afán los responsables locales de la Junta de Andalucía, se añade ahora un dato revelador: el informe de la Comisión Técnica de la Alcazaba que alertaba, en mayo de 2014 de la “dramática y lamentable situación” en la que se encontraba ya entonces este Bien de Interés Cultural (BIC)”.

En el documento, que ha sido obtenido ahora por la Asociación Amigos de la Alcazaba después de sufrir innumerables trabas administrativas y políticas por parte de la Junta, los expertos constatan “el preocupante deterioro de las murallas y muchos de los espacios integrantes” de la fortaleza, que “son determinantes para garantizar la seguridad de las personas, tanto de los visitantes como del propio personal del conjunto”.

Los entrecomillados no sólo son textuales, sino que también son antiguos. Acumulan casi dos años de celosa ocultación por parte de las autoridades de la Junta de Andalucía en Almería, que saludaron con entusiasmo la elección de la “Alcazaba de luz y embrujo andaluz” que cantaba manolo Escobar, como escenario del Mensaje de Año Nuevo 2015 de la presidenta Susana Díaz.

Han pasado ya dos años y nada han hecho los dueños de la Junta por mejorar esa situación. Y no se han erigido Mesas por la Defensa de la Alcazaba, ni ha habido manifestaciones, ni romerías reivindicativas, ni concursos de dibujo infantil, ni abrazos simbólicos. La Alcazaba depende de la Junta del PSOE de Sevilla y con las cosas de comer no se juega. Por lo tanto, ahora habrá que ir pensando cómo echarle la culpa a Mariano Rajoy del estado de la Alcazaba. Al tiempo.