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Mojácar y sus chiringuitos

Lenox Napier
Un británico de Mojácar

¿Qué pasará con los chiringuitos de Mojácar una vez que el Paseo Marítimo los haya separado y distanciado de la playa? El primer bar de la playa en esa franja que recordamos con cariño es el Hollywood, regentado por  Claudia, la alemana, desde alrededor de 1968. Claudia era insistente en que las tumbonas de playa estuvieran siempre alineadas. Era una manía suya: “No se deben mover las colchonetas”, decía mientras regañaba a los bañistas, “¡Están así a propósito!”.

Chiringuito Aku Aku


El chiringuito fue finalmente vendido a un inglés llamado Simon, que le cambió el nombre a El Patio. Se hizo muy famoso cuando fue adquirido por Ric Davis, el ingeniero de la planta desalinizadora de Palomares (construida por los estadounidenses por remordimiento después del famoso accidente nuclear y que, a  diferencia del hotel Algarrobico, pronto fue desmantelada para la chatarra). Ric decía: “¿Ves esa botella allí arriba?”, apuntando a una leja del bar llena de botellas polvorientas. “Esa botella de agua le ha costado al Tío Sam treinta millones de dólares!”. Ric no tenía otra vivienda que su propio bar, y dormía allí en el suelo detrás del mostrador.

Hay otros chiringuitos carismáticos. El Aku Aku es uno de ellos, construido hacia 1975 por una guapísima mujer húngara llamada Maritza. Ahora es famoso por su comida y sus conciertos del verano. Otro más es El Cid, de la pareja californiana Lloyd y Tish. Luego hay algunos otros como el Maui (Mojitos, Mujeres, Mojácar), muy popular entre los jóvenes y los visitantes.

Otra barra de la famosa playa de Mojácar, el Kon Tiki, está ubicada cerca al Parador hotel. Fue propiedad en su día de Ian Shuttleworth, un gentleman inglés que dirigía el bar desde su silla de ruedas. Más tarde los clientes fueron recibidos por el asaltador del tren de Glasgow Gordon Goody.  La guardia civil siempre tomaba allí sus cafés. Como por fortuna está más allá del plan actual, el Kon Tiki sobrevivirá hasta la próxima atrocidad.

¿Y qué planes son esos?  Parece que la propuesta de los tres millones de eurillos es extender de nuevo el paseo marítimo habitual, con su paso peatonal y su fático carril bici; luego, sus flores, jardines, bancos y papeleras, en el espacio existente entre los chiringuitos y la playa interrumpiendo el acceso de los clientes hacía el mar.

Esperemos que con este proyecto quede algo de playa (con un poco de arena para los sufridos bañistas). Tal vez, si Costas nos da los permisos pertinentes, podríamos construir algunos espigones para traer  a las playas más arena y disimular lo feo que va a quedar el frente costero mojaquero, con sus típicos y famosos chiringuitos heridos mortalmente.

Porque de lo contrario tendrán que quitar la mitad de las tierras de los chiringuitos sólo para construir este proyecto, que, como saben los clientes de Tito, deja el chiringuito en poco más que un quiosco.

Mojácar nació ‘diferente’. Creció gracias a los forasteros, su cariño y su dinero. Ahora, mayor de edad, Mojácar ha tomado la decisión de ignorar a los consejos e inclinaciones de sus colonos para copiar el filisteo de los destinos turísticos nacionales más cutres.