Emilio Ruiz
En las últimas semanas los bancos españoles han recibido dos buenas noticias. Una viene de Bruselas. El abogado general del Tribunal de Justicia de la UE, Paolo Mengozzi, ha dado la razón al Tribunal Supremo sobre la limitación en el tiempo de la nulidad de las cláusulas suelo en las hipotecas. Si la propuesta se convierte en sentencia definitiva del alto tribunal de Luxemburgo, de lo que parece que hay poca duda, la banca se habrá liberado del pago de entre 5.000 y 7.000 millones de euros a los titulares de préstamos hipotecarios con cláusulas suelo. Una sentencia en sentido contrario dejarían tambaleando a algunas entidades. En el caso de alguna de ellas, como el modesto Liberbank, hubiera supuesto prácticamente su inviabilidad.
Un alivio para la banca española |
La otra buena noticia viene de Londres, de la EBA (Autoridad Bancaria Europea). Los seis grandes bancos españoles han aprobados las pruebas de capital. Unos, con mejores notas que otros, como es lógico. El mejor examen ha sido el de Bankia. Piensan algunos ahora que al Gobierno se le fue la mano en 2012 inyectando nada menos que 22.424 millones de euros en la entidad. También han obtenido buena puntuación Santander, BBVA, Sabadell y Caixabank. El último lugar ha sido para Banco Popular, pero el examen se realizó antes de la ampliación de capital de 2.500 millones en junio pasado.
Los tests de estrés de la EBA sólo se han realizado a 51 entidades europeas, algo más de una tercera parte de las 140 que están bajo supervisión. En el caso de España se han quedado fuera las más pequeñas: Kutxabank, Unicaja, Ibercaja, BMN, Liberbank, Cajamar y Abanca. Eso no quiere decir que estas entidades hayan salido del control europeo. En vez de la EBA es el BCE (Banco Central Europeo) el que las analiza, aplicando una metodología similar a la de la EBA, pero teniendo en cuenta su menor tamaño y complejidad. Los resultados servirán al BCE para medir las necesidades de capital de esas entidades. Las dos entidades andaluzas, la almeriense Cajamar y la malagueña Unicaja, consideran que superarán los tests con nota alta. En la caja almeriense sacan pecho sobre el pasado: "Hemos pasado toda la reestructuración del sistema financiero español sin ayudas, hemos cumplido con todos los requerimientos y hemos pasado todos los test de estrés".
¿Significa todo esto que la estabilidad de la banca española está garantizada de cara al futuro? Ni mucho menos. La foto de solvencia de la EBA puede cambiar debido al deterioro de la rentabilidad. El Brexit, de hecho, ya la ha cambiado para algunas entidades, sobre todo Santander y Sabadell, los dos bancos españoles con mayor cuota de negocio en el mercado británico. La mayoría de los bancos siguen con sus planes de ajustes de costes. Los siete grandes han cerrado en España un total de 497 sucursales en los seis primeros meses de 2016. Santander, el que más: 348. El número de sucursales en el segundo trimestre del año es el más bajo desde 1983.
En Europa siguen insistiendo en que la reestructuración de las entidades españolas aún tiene mucho camino por recorrer. El BCE quiere bancos fuertes, todos ellos convertidos en sociedades anónimas para que sean sus accionistas quienes tengan que responder en casos de crisis. En el caso de las cajas rurales, Cajamar fue una adelantada en el proceso de bancarización. La ausencia de un Gobierno definitivo paralizó el proceso de fusión de las cooperativas de crédito. El panorama que se vislumbra en el horizonte bancario español no alumbra más allá de seis o siete entidades.