Manuel Zaguirre
Exsecretario General de la USO de España. Hijo natural de Bacares
El exsecretario general de la USO, Manuel Zaguirre, ha sido el pregonero de las fiestas de su pueblo natal, Barares. Por su interés lo reproducimos:
No siempre los refranes populares llevan razón. Para muestra uno que dice que “el hombre no es de donde nace, sino de donde pace”. En lo que a mí se refiere no es del todo cierto, ni mucho menos. Dejando aparte que las personas no pacemos, sino que vivimos, y pese a que yo he vivido muy pocos de mis 69 años en este pueblo, jamás se desdibujaron ni olvidé los contornos de mi origen ni las huellas de mi primera infancia. Eso lo acompaña a uno mientras vive, influye en su carácter y contribuye a crear el sentido que uno da a la Vida.
Un momento del pregón de Manuel Zaguirre |
Contradiciendo el refrán, uno sí es de donde nace. A condición de que el tiempo y la memoria le alcancen para no borrar jamás las primeras luces que le iluminaron, el primer paisaje que le entró por los ojos hasta adentro, las primeras emociones al descubrir la tierra, la mina o la música, el primer cariño consciente a los padres, a los abuelos, a tanta gente querida de tu propia sangre, de tu propio pueblo…
Yo soy de Bacares porque me alcanza la memoria de sobra. Porque nunca me he ido pese a no vivir aquí. Porque siempre estoy volviendo pese a no venir casi nunca. Porque, en último extremo, mi adolescencia, mi juventud, mi vida entera, han estado marcadas –contagiadas, en el mejor sentido- por el ejemplo y los valores de mi padre, además de por la tenacidad y la ternura de mi madre. Y tengan por seguro que mi padre sí fue de Bacares y estuvo siempre en él, pese a vivir a centenares de kilómetros durante decenas de años. Y yo, como buen hijo, no tengo el menor inconveniente que esta luz bacareña sea la última que vea camino ya del último viaje, como fue la primera al llegar a este mundo… No tengo tampoco ninguna prisa.
Yo soy de Bacares porque me alcanza la memoria de sobra. Porque nunca me he ido pese a no vivir aquí. Porque siempre estoy volviendo pese a no venir casi nunca. Porque, en último extremo, mi adolescencia, mi juventud, mi vida entera, han estado marcadas –contagiadas, en el mejor sentido- por el ejemplo y los valores de mi padre, además de por la tenacidad y la ternura de mi madre. Y tengan por seguro que mi padre sí fue de Bacares y estuvo siempre en él, pese a vivir a centenares de kilómetros durante decenas de años. Y yo, como buen hijo, no tengo el menor inconveniente que esta luz bacareña sea la última que vea camino ya del último viaje, como fue la primera al llegar a este mundo… No tengo tampoco ninguna prisa.
Es por todo ello que supone un gran honor para mí que nuestro alcalde me haya dado la oportunidad de dirigirme a ustedes con ocasión del inicio de las Fiestas. Soy consciente que lo dicho hasta ahora más que un pregón festivo es un monólogo sobre mi especial relación con este pueblo, el nuestro. Discúlpenme por ello. Lo que ocurre es que cada cual encara y se dispone a vivir las Fiestas de forma distinta y con distintos significados.
Quienes, en razón de su edad, tienen mucha o toda la vida por delante, es lógico que vivan la emoción de la música, de los cohetes, del castillo, de la Bajada y la Procesión del Santo Cristo, la emoción de las Fiestas, en suma, como algo vital que les da aliento y les empuja hacia adelante. Para quienes, como es mi caso, hace mucho que enfilamos la segunda mitad de lo que nos esté dado vivir, es inevitable que las Fiestas signifiquen nostalgia y recuerdos, retorno vivo de quienes más queremos y se fueron, regreso a un tiempo en el que tuvimos toda la vida por delante…
Y ese recuerdo para los que ya no están, y no podrán físicamente compartir las Fiestas con nosotros, quiero personalizarlo en el entrañable amigo y vecino Manuel Egea Martinez, nuestro querido Manuel El De Elena, hombre bueno y noble como todos los que aman la música, y que se nos fue al inicio de este año. Para mí, esté donde esté, cuando llega septiembre, vuelvo siempre al mismo punto imborrable de la memoria: Mi madre arreglándome, poniéndome guapo, para la Procesión. Mi padre tocando el clarinete con la Banda Municipal y yo, agarrado al bajo de su chaqueta, flotando en una burbuja de música.
Han pasado casi 65 años desde entonces y revivirlo me produce siempre alegría. Alegría por mis raíces, por mis orígenes, por la identidad que tengo y con la que Bacares tiene mucho que ver. Y eso es justamente lo que les pido y les propongo con ocasión de estas Fiestas de Bacares: Alegría. Una alegría consciente y digna. Alegría por todo lo vivido y todo lo que nos queda por vivir. Alegría compartida, sino no lo es. Alegría por ser y tener este hermoso pueblo. Alegría por la mayor posibilidad de paz, de concordia, de vecindad, que les ofrece ser una comunidad pequeña; en las grandes todo eso es casi imposible. Alegría porque sí, porque la necesitamos y la merecemos.
Que el Santo Cristo del Bosque nos ampare a todos, creyentes o no, bacareños o forasteros. Que la transparencia de estos cielos y la rotundidad de estos cerros sirvan un año más de escenario a las Fiestas e inspiren nuestros actos cada día del año.
Un último mensaje para quienes estáis capacitadas y capacitados para ello: Traed niños y niñas a Bacares, a mi querido Soledades, en la mayor cantidad posible, para que este querido pueblo nuestro sea un espacio de Paz, de Trabajo y de Progreso en los próximos siglos. Manos a las Fiestas, queridos paisanos y paisanas. Muchas gracias.
Han pasado casi 65 años desde entonces y revivirlo me produce siempre alegría. Alegría por mis raíces, por mis orígenes, por la identidad que tengo y con la que Bacares tiene mucho que ver. Y eso es justamente lo que les pido y les propongo con ocasión de estas Fiestas de Bacares: Alegría. Una alegría consciente y digna. Alegría por todo lo vivido y todo lo que nos queda por vivir. Alegría compartida, sino no lo es. Alegría por ser y tener este hermoso pueblo. Alegría por la mayor posibilidad de paz, de concordia, de vecindad, que les ofrece ser una comunidad pequeña; en las grandes todo eso es casi imposible. Alegría porque sí, porque la necesitamos y la merecemos.
Que el Santo Cristo del Bosque nos ampare a todos, creyentes o no, bacareños o forasteros. Que la transparencia de estos cielos y la rotundidad de estos cerros sirvan un año más de escenario a las Fiestas e inspiren nuestros actos cada día del año.
Un último mensaje para quienes estáis capacitadas y capacitados para ello: Traed niños y niñas a Bacares, a mi querido Soledades, en la mayor cantidad posible, para que este querido pueblo nuestro sea un espacio de Paz, de Trabajo y de Progreso en los próximos siglos. Manos a las Fiestas, queridos paisanos y paisanas. Muchas gracias.