Emilio Ruiz
El accidente ocurrido en la noche del martes en la Autovía del Almanzora, con el resultado del fallecimiento de una bebé de 14 meses y un hombre de 27 años, ha producido una gran consternación en Cantoria y Purchena, los municipios de donde eran naturales los dos fallecidos. El desarrollo del accidente ha sido ampliamente difundido por todos los medios de comunicación: el vehículo en el que viajaban un matrimonio y sus dos hijos –uno de ellos, la bebé fallecida- chocó frontalmente, mientras realizaba un adelantamiento, con el automóvil conducido por el vecino de Cantoria, que circulaba en sentido contrario en una carretera que dispone de dos vías de circulación en cada uno de los sentidos.
Así quedó uno de los vehículos (Foto: RTVE) |
Resulta lamentable el ensañamiento con el que la mayoría de los medios de comunicación se han manifestado contra el joven cantoriano, al que directamente han calificado como un kamikaze. No se ha tenido la delicadeza siquiera de esperar a los resultados de la investigación. Una parte de la población de Cantoria, principalmente la que conocía al joven Miguel Ángel, muestra una rabia contenida porque si de algo está segura es de que su vecino no era ningún suicida, y menos un homicida.
La combinación en la provincia de Almería de carreteras convencionales con autovías ha dado lugar a múltiples accidentes ocasionados por vehículos que, en estas últimas, circulan en sentido contrario por los carriles opuestos. Los medios de comunicación tienden a ver en esas situaciones un acto deliberado producido por kamikazes, por amantes del riesgo. En la mayoría de los casos no es así. Al menos tres testimonios puedo aportar. Hace unos años, un compañero de trabajo, de Vera, se acercó al restaurante Ballabona a comprar un paquete de cigarrillos. Incomprensiblemente, se incorporó a la autovía por el mismo carril por el que había salido. Murió al chocar su vehículo contra un camión que circulaba de frente.
Quienes conocen la redia del Almanzora saben que la misma dispone de tramos de autovía y otros que aún no han sido convertidos en autovía. El accidente de Cantoria se produjo en un lugar donde, en pocos metros, se mezclan una rotonda, un tramo en obras y carretera convencional y autovía. La carretera entre Baza (A-92N) y Santa Bárbara (A-7) por Olula del Río en la carretera A-334 está señalada por la Dirección General de Tráfico (DGT) como un tramo peligroso de la red de carreteras de la provincia de Almería. Una distracción o confusión son posibles.
El periodista cantoriano Emilio Padilla Chirveches conoce desde siempre al joven y a su familia y cree que “conducía confundido por las obras de la rotonda existente frente a Cosentino. En ningún momento este joven vecino fue 'amigo' del alcohol ni de las drogas. Nadie en nuestro pueblo que lo conociese pone en tela de juicio su saber estar en todos los sentidos, fruto de la educación exquisita que 'mamó' de sus padres”. Otro conocido del fallecido, Francisco Peña Carreño, ha confesado que él mismo vivió una situación similar: “Rectifiqué en el último momento, es muy fácil de equivocarse; creo que lo de kamikaze no es correcto”. Toca, pues, pedir prudencia y no criminalizar a quien es posible que sea también una víctima inocente del accidente. Que sea la investigación quien dictamine la última palabra.