Manuel León
Periodista
Hace justo ahora cinco años, en septiembre de 2011, los carteros del servicio provincial de Correos recogieron sus bártulos de la oficina central de la Plaza del Educador y se trasladaron a la calle San Juan Bosco, donde siguen un lustro después. El centro de Almería perdió con este trasiego un servicio público tan emblemático como el postal que aún no ha recuperado y ganó un mastodonte de cemento enfermo, cerrado a cal y canto desde entonces y protegido por una malla como un templario en prevención de posibles derrumbes.
Viejo edificio de Correos / La Voz de Almería |
Desde entonces no ha cristalizado ningún paso firme para la recuperación del edificio, que languidece sin oficio ni beneficio público ni privado. El único hito postrero en el devenir de ese emblemático espacio que fue ocupado por el histórico Colegio de Jesús Maestro fue el convenio que Correos firmó con el Ayuntamiento en 2013 por el que la sociedad postal podrá derribar el edificio para construir viviendas y locales comerciales una vez aprobado el Plan General. De hecho, desde el propio consistorio se tiene conocimiento de que ha habido negociaciones con el Grupo Inditex para abrir allí un centro Zara Home, que no han prosperado.
La clave es que en el edificio -como en tantos otros de la ciudad- no se puede hacer nada hasta que no se apruebe el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que lleva una década en tramitaciones. La incertidumbre sobre el plazo de aprobación del documento espanta a cadenas comerciales interesadas en abrir en ese céntrico inmueble. Mientras tanto, Correos sí parece tener prisas por hacer caja, a través de la Sociedad de Participaciones Industriales, con el viejo edificio, para afrontar un proceso de reconversión en el que la tecnología digital ha puesto en un brete su tradicional monopolio.
A pesar del encuentro mantenido el pasado noviembre por el entonces concejal de Urbanismo y ahora alcalde, Ramón Fernández Pacheco, junto al edil de Ciudadanos Miguel Cazorla, con el director general de Correos para ubicar una biblioteca municipal en una planta del edificio -como contraprestación del 15% de aprovechamiento- y hacer volver la sede de Correos al edificio una vez rehabilitado, la buena disposición inicial no se ha plasmado hasta ahora en negro sobre blanco. Además, la parálisis administrativa provocada por un gobierno en funciones hace que llueva sobre mojado en la cúpula del edificio de la popular Plaza de la Leche.
También fracasaron con anterioridad los intentos del concejal Venzal para conmutar el edificio a cambio de una parcela de suelo municipal para la entidad de Correos. En 2006, cuando se colocó la malla protectora, Correos proyectó la rehabilitación parcial del edificio e incluso salieron las obras a concurso por un presupuesto de 3,3 millones de euros, pero no llegaron a ejecutarse.