Investidura de Rajoy: se cumple el guión

Emilio Ruiz

En el guión del debate de investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno hay escrito que en la votación del miércoles el candidato contaría con los votos afirmativos de 170 diputados –los de su propio grupo, los de Ciudadanos y el de Coalición Canaria- y los negativos de los 180 diputados restantes. El guión se ha cumplido al milímetro. Alguien puede preguntarse si era preciso realizar semejante despliegue parlamentario para algo cuyo desenlace se conocía. Sí, era necesario. Por dos razones. Una, porque a pesar de que en estos casos los cabos sueltos no son frecuentes, siempre queda algún resquicio para la sorpresa. No ha sido el caso, pero acordémonos del ‘tamayazo’ madrileño, por ejemplo.


Pero, sobre todo, era necesario porque el debate de ayer y de anteayer ha marcado la pauta de lo que puede ocurrir el viernes y durante los dos meses posteriores. El dicho guión recoge que la sesión de pasado mañana terminará con idéntico resultado que la de ayer. Sobre lo que puede ocurrir en los dos meses posteriores es donde quedan abiertas todas las incógnitas. Nadie sabe lo que va a pasar.

El PSOE va a necesitar algo más que imaginación para resolver la difícil papeleta que le han puesto por delante. Rajoy, con la inestimable ayuda de la mayoría de medios de comunicación y algunas ‘vacas sagradas’ socialistas, le ha hecho a Sánchez una encerrona magistral, de tal forma que se puede decir que en la opinión pública está asentado el criterio de que depende de la única voluntad socialista si los españoles acudimos de nuevo a las urnas el mes de diciembre.

A día de hoy nadie sabe –Pedro Sánchez, tampoco- cómo va a salir el PSOE de este atolladero en que le han metido. Si se descarta lo descartable (apoyo a Rajoy y acuerdo con Podemos) la senda lógica conduce a unas terceras elecciones. ¿Cómo puede acoger el electorado, en esa nueva cita con las urnas, esta actitud del PSOE? Eso tampoco lo sabe nadie. Los riesgos para los socialistas son muchos, y ellos lo saben. Pero la realidad tampoco se puede negar, y ésta es que la inmensa mayoría de afiliados socialistas –la opinión de los votantes socialistas puede ser distinta- prefiere un nuevo encuentro con las urnas antes que dar su voto a quien considera la encarnación de todos los males (léase Rajoy).