Iván
Garrido Jorquera
El ya desgraciadamente famoso taladrazo de la Alcazaba de Almería constituyó un hito en la manera de gestionar el patrimonio histórico almeriense, pues a consecuencia de ello se provocaron dimisiones, un hecho inaudito, por otra parte. Pero los atentados contra el patrimonio histórico y artístico suelen, desde antiguo, quedar impunes. Parece que es el caso ocurrido muy recientemente en la localidad de Serón, donde los responsables municipales, haciendo dejadez de su obligación, han permitido que los trabajadores del Ayuntamiento pinten de blanco uno de los vestigios históricos con los que cuentan, fechado en 1668.
Los empleados municipales de Serón, sin contemplaciones. En esta foto, tomada hace unos días, la cal no arrasó el monumento, quedándose solo en la base |
El poco respeto hacia lo antiguo y especialmente las acciones irresponsables que han provocado que muy diferentes elementos arquitectónicos hayan desaparecido, o se hayan visto perjudicados, es algo que normalmente ha pasado desapercibido y ha tenido muy escasa resonancia, excepción hecha de los elementos que cuentan con protección legal por sus características singulares y, que pese a haberse visto igualmente perjudicados, sí han conseguido, al menos, que los medios de comunicación les presten atención. No creo que esté de mas recordar la serie de artículos que el profesor Gil Albarracín ha publicado recientemente en La Voz de Almería bajo el título “Monumentos y Disparates”, donde se citan algunas de las restauraciones e intervenciones llevadas a cabo en diferentes edificaciones que han supuesto un menoscabo del bien que se pretendía conservar.
¡Qué desastre! En esta foto, reciente, se puede observar cómo los empleados municipales arrasaron con la cal |
Se trata de una de las muchas cruces de piedra labrada que tan comunes fueron en siglos pasados y de las que por desgracia se conservan muy pocos ejemplos. Una de ellas es la que se ubica en el cementerio de Serón, que por otra parte tan solo conserva su base; una pieza de poco mas de metro y medio cuya ubicación original fue otro lugar de esa localidad almeriense, pero que con el transcurso del tiempo y el desafecto hacia el pasado ha acabado morando entre los que conocieron su esplendor. La desgraciada intervención, que ha consistido en cubrir la piedra con varias capas de pintura blanca, ha provocada que la extensa leyenda labrada sobre la misma (EL B MELCHOR AZORERO DE TALAVERA B D Y VICARIO DE ESTA VILLA HIZO PONER ESTA CRUZ AÑO DE 1668) sea prácticamente ilegible. Algo, que muchos de los que en el cercano Día de Todos los Santos acudan al camposanto podrán observar, y que espero, no les deje indiferentes.