José Fernández
Periodista
El pasado sábado, un titular cargado de periodismo-verité golpeaba la mañana en la portada de La Voz de Almería. Le entrecomillaban al presidente de la asociación de empresarios, José Cano, una de esas frases que trazan conexión tipográfica entre la barra del Puga y la rotativa: “Almería es la provincia más puteada de españa”. Así, sin anestesia ni perífrasis.
José Cano, presidente de Asempal |
La frase había que contextualizarla en un encuentro empresarial mantenido entre la cúpula empresarial almeriense y el consejero de Fomento de la Junta, que hacía un bolo dentro de la campaña Susana on fire (repunte de anuncios y promesas) que está poniendo últimamente en marcha el ejecutivo andaluz. El lamento, el duelo y el quebranto, emergiendo una vez más como toda conclusión del encuentro cercano con la Administración de turno.
Y no es que le falte razón al portavoz empresarial cuando asegura eso. Lo que pasa es que creo que ha llegado el momento en el que todos comprendamos que no basta con exteriorizar la indignación, por justificada que esté, porque eso se lo pasan por la retambufa en Madrid y en Sevilla. ¿Estamos puteados? Sin duda. Pero lo que no dice nadie es que se putea al indolente, al apático y al indiferente. Ya lo dice la Biblia en el Apocalipsis 3:15-16: “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”.
Y eso es lo que pasa, que nos tienen tomada la medida. Aquí los retrasos e incumplimientos se asumen con cachaza estructural y acolchamiento mediático, sin que nadie consiga movilizar a nadie. Pero apenas 24 horas después de ese titular de portada, más de 40.000 granadinos salían a la calle a reclamarle a la Junta de Andalucía los dos hospitales que les tienen prometidos.
Excuso hacer comparaciones por no resultar muy sangrante, pero no hay que darle más vueltas. En Almería hay más movilización por los abanicos de feria o en una salida dominical de la Asociación de Amigos de la Patata Frita que por la exigencia de incumplimientos infraestructurales. Así somos y así nos va.