Armando García
Director de AG Comunicación
El Gobierno andaluz ha dado luz verde a la tramitación de la primera ley autonómica de España para incentivar una vida activa y una alimentación equilibrada. Falta hacía una ley que nos libre de ir por los mismos caminos que irlandeses o estadounidenses, cuyas dietas los están convirtiendo en lamentables y enfermizos ejemplos de la azucarada y grasienta opulencia del primer mundo.
La obesidad, un problema |
Con bastante acierto, el proyecto de ley andaluz incide en la formación y en las limitaciones a la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a los menores de 15 años. Basta ya de seguir maleducando el paladar de nuestros descendientes con sabores concentrados y adictivos ajenos a los alimentos no procesados, como las frutas y verduras completamente naturales y llenas de salud que no reúnen ningún atractivo para las mal acostumbradas papilas gustativas de un niño o de un adolescente.
Personalmente, incluiría en la futura ley formación obligatoria en los colegios sobre conservantes, estabilizantes y otros añadidos, así como un curso intensivo para interpretar correctamente el etiquetado de los alimentos.
Uno de los compromisos de la ley es garantizar menús saludables en los comedores escolares, independientemente de quien los gestione, que contengan alimentos de proximidad y de temporada. Esta medida beneficiará especialmente a la provincia de Almería, ya que aumentará la demanda interior de frutas y verduras y servirá seguramente para reforzar la gestión de las tan temidas crisis de precios.
Cada año, aumentará la cantidad destinada a suplir las necesidades diarias de alimentación saludable en los comedores escolares de toda Andalucía, y eso supone dar de comer a muchas bocas. Que la ley incentive el consumo de alimentos de temporada supone, además, desterrar de los comedores escolares los productos conservados y procesados y dar prioridad a los productos frescos.
En este sentido, Almería vuelve a ser favorecida por tener el privilegio de contar con frutas y verduras durante los doce meses del año, algo de lo que muy pocas zonas de España y de Europa pueden presumir.
Lo que parece un serio intento de la Junta por luchar contra la obesidad legalizando la dieta mediterránea también reivindica el agua como bebida universal, accesible para todo el mundo y gratuita. Las plazas públicas, los centros educativos, los centros de ocio infantil y también los bares y restaurantes tendrán la obligación de ofrecer gratis el agua potable, ya sea en forma de fuente o de jarra con vasos, según los casos.
Sin duda, una ley que marcará un antes y un después y que tendrá que salir del Parlamento de Andalucía con el compromiso de contar con la financiación suficiente para hacer realidad todos sus saludables preceptos.