Miguel Ángez Vázquez
Portavoz del Gobierno de Andalucía
Lo más aconsejable cuando se mete la pata es rectificar y dar carpetazo al asunto. Cuando la soberbia se impone, se nubla la razón y se persevera en el error. Enrocarse en el patinazo suele empeorar la situación. Esto es lo que le ha pasado a la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes. No sólo desbarró gravemente cuando manifestó que los andaluces tenemos salud y educación gracias a los madrileños, sino que ya en frío profundizó en el yerro con argumentos peregrinos. Cifuentes, en lugar de envainársela, achacó el rechazo frontal a su desafortunado comentario por parte de la presidenta andaluza, Susana Díaz, a las aspiraciones personales de la socialista y al victimismo del PSOE andaluz. Olvida la presidenta madrileña que su ofensiva afirmación ha recibido la censura de todo el arco parlamentario en Andalucía, incluido su partido, el PP, aunque con la boca chica y con su presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, escondido esperando que escampe el tiroteo de fuego amigo, como bien han señalado algunos medios de comunicación.
Cristina Cifuentes |
Señora Cifuentes, sus palabras son de todo punto inaceptables. En primer lugar porque no se ajustan a la verdad. Andalucía es una de las comunidades autónomas más perjudicadas por la aplicación que hace el Gobierno de Rajoy del sistema de financiación: se dejan de ingresar a razón de 1.000 anuales. Además, en ese reparto cada madrileño recibe 109 euros más para sufragar los servicios públicos que un andaluz. Sin contar los beneficios que reporta a Madrid la capitalidad: más de la mitad de los ingresos extras que recibe es por su condición de capital. Lo más preocupante, sin embargo, es que pretenda enfrentar y dividir a los españoles. Su discurso se asemeja mucho al de los rufianes y compañía. Sólo le ha faltado decir que Andalucía les roba. Este tropezón con reincidencia pone en solfa su concepto de España. Menos golpes de pecho y paraguas con la roja y gualda y más defensa de la igualdad de los españoles. Se hace más patria cuando se pone por delante de todo el bienestar de los ciudadanos, de todos sin excepción. Y por cierto nadie la ha manipulado, señora Cifuentes, sus palabras de ayer fueron claras, clasistas y censurables.