A pie y por las víctimas de ‘La Desbandá’

Lucas Martín
La Opinión de Málaga

Los pasos, la amplitud de la zancada, será muy distinta. Seguramente no habrá rastros de miseria, ni de pies ensangrentados. Sin embargo, la tragedia, su orografía, surgirá durante todo el camino. Y, además, sin escatimar información, evocando unos hechos que la historia no olvida y la dictadura trató de silenciar hasta, incluso, después de agotarse. Por primera vez en ochenta años, los que distan de la matanza, la carretera de Almería será recorrida a pie en sus más de 260 kilómetros. En concreto, a través de once etapas que comenzarán en fecha señalada, el 7 de febrero, y bajo la dirección de la Federación Andaluza de Montañismo, que es quien ha organizado la marcha.

Del 7 al 17 de febrero

El homenaje a las víctimas, en el que colabora la Junta de Andalucía, nace con la intención de ser mucho más que un acto conmemorativo y, por supuesto, que una ruta senderista con vocación solidaria. Julio Perea, responsable de la federación, explica el sentido de la convocatoria, que se basa en el uso del deporte como vehículo para llamar la atención y sacar a flote todo lo ocurrido durante la huida desde Málaga. Para reforzar precisamente esa intención, la caminata contará con homenajes y programas culturales en los pueblos incluidos en la ruta. Un recorrido, actualmente abandonado, que se convirtió en una encerrona salvaje; con miles de civiles siendo bombardeados por la artillería fascista, nazi e italiana.

La primera de las etapas, la del día 7, comprende el trayecto entre la capital y Rincón de Victoria. Aproximadamente 35 kilómetros, a los que seguirán, en reproducción exacta del mapa de la catástrofe, otros diez tramos, con municipios de hasta tres provincias: Málaga, Granada y Almería. La última de las fases partirá desde Roquetas de Mar, el próximo día 17.

De acuerdo con Julio Perea, ya hay más de 250 personas que se han inscrito para participar en la iniciativa, que cuenta como registro con la propia web de la organización. El plazo, advierte, continúa abierto. El 7 de febrero de 1937 una caravana incesante de familias salieron de Málaga tratando de escapar del avance de las tropas nacionales y de la impiedad de Queipo de Llano, artífice de un inicio de la represión que fue, incluso, mucho peor de lo esperado. Niños, mujeres, hombres desarmados, se enfrentaron a la desesperada a un sendero, el que comunica con Almería, continuamente sacudido por los disparos de la aviación y de los barcos. Según el libro de los historiadores Andrés Fernández y Maribel Brenes, fueron alrededor de 300.000 personas las que partieron desde la ciudad sitiada. Una cifra que corrobora la dimensión de la catástrofe, descrita en su día por los corresponsales extranjeros, que publicaron artículos en los que reconocían a La Desbandá como la mayor ejecución de civiles vista nunca en Europa.

Para muchos, entre ellos el profesor universitario Fernando Arcas, la Carretera de Almería significó el precedente negro de los grandes éxodos y ejecuciones masivas con las que dictadores como Hitler dieron la bienvenida, y por la puerta de atrás, a la historia contemporánea. El número de víctimas, de hecho, se presume todavía incalculable. «Por más años que pasen, La Desbandá es y seguirá siendo el testimonio de la crueldad de la Guerra Civil y de la opresión del franquismo», señala José Luis Ruiz Espejo, delegado de la Junta en Málaga.

La marcha a pie no será, en cualquier caso, el único acto convocado para conmemorar el ochenta aniversario de la masacre. A partir del próximo fin de semana comienzan los homenajes, con protagonistas que incluyen a colectivos como la Asociación contra el Silencio y el Olvido, por la Memoria Histórica, que ha contado entre sus miembros con algunos de los supervivientes.

La ruta de la antigua carretera de Almería, que discurre cerca de la playa, incluye uno de los pocos parajes, El Peñón del Cuervo, reconocido por el Gobierno andaluz como lugar de la memoria. Una categoría que comparte con el cementerio de San Rafael, que está considerado como el mayor cadalso del franquismo, con más de 4.500 ejecuciones datadas entre 1937 y 1954.