José Fernández
Periodista
Cometer un error y no corregirlo es otro error. Por lo tanto he de reconocer humildemente mi fallo: había pronosticado que la desorientación y las prisas del PSOE nos harían ver más pronto que tarde una nueva vuelta de tuerca al habitual discurso progre del insoportable oprobio del Concordato con el Vaticano y que si los curas comieran piedras del río no estarían tan gordos los tíos jodíos, etcétera. Pero ya digo que me equivoqué. Aunque no descarto que pronto se cumpla mi vaticinio, los obradores ideológicos del PSOE acaban de sorprendernos con una nueva ocurrencia, todavía calentita, que describe bien el estado de ansiedad en el que deben andar metidos en el partido.
Una petición del PSOE |
Resulta que el portavoz del Grupo Socialista, el medio almeriense Antonio Hernando, ha presentado junto con los diputados Meritxell Batet (Barcelona), Javier Lasarte (Álava), Pere Joan Pons (Illes Balears) y Lola Galovart (Galicia), una Proposición de Ley Orgánica para el reconocimiento y el Amparo de las Lenguas Cooficiales en España. Es decir, que ahora el PSOE quiere que cualquier ciudadano se pueda comunicar oficialmente con cualquier administración en catalán, eusquera, gallego y, porque no hay más remedio, también en español. Aún no repuestos de aquella carísima patochada zapateril de ver en el Senado a un natural de Ceuta (Manolo Chaves) utilizando los servicios de un intérprete para comunicarse con un natural de Córdoba (José Montilla), vuelven los socialistas a las andadas del postureo tontorrón de restarle espacio al español y dar protagonismo a idiomas carentes del descomunal potencial de la lengua que hablamos y entendemos todos los españoles.
Qué quieren que les diga. La parida es tan innecesaria e idiota que, como admirador del esperpento, me sentiría tentado a saludar su aprobación, más que nada por la posibilidad de ver un día al Grupo Municipal de IU en el Ayuntamiento de Almería defendiendo una moción municipal sobre el bloqueo norteamericano a Cuba, pero en gallego, como homenaje al origen familiar del eterno comandante. Peores cosas hemos visto.