Ilusiones con el tren

Manuel León
Periodista

➨ Un almeriense, al margen de ser la persona que inventó el sherigan, es un tipo que lleva más de tres generaciones haciéndose ilusiones con el tren. Que se lo digan a Jesús Capel, de Asafal, ya jubilado, que empezó a coleccionarlos de niño y hasta ahora. El ferrocarril nos pirra a los nacidos en este fondo de saco, quizá porque nos cuesta -nos ha costado- más que a nadie que llegue. Históricamente no hay ninguna otra provincia con más proyectos de tren que Almería. Ahí está La Crónica Meridional, El Ferrocarrilico o El Eco de Levante, para dar fe: de Lorca a Almería, de Vera a Calasparra, de Vélez-Málaga a Adra, de Huercal-Overa a Sangonera; ahí están los cientos y cientos de páginas -como ahora- de periódicos con duelos y quebrantos de los almerienses.

Cuatro año y no se mueve un clavo

A la capital llegó el ferrocarril cuando ya estaba en toda España (menos Teruel) y porque apareció un tal Ivo Bosch; al Almanzora, por obra y gracia del Antonio Abellán Peñuela, aunque los raíles no llegaran a durar un siglo. Hoy, los almerienses del Twitter, al igual que sus bisabuelos de la chistera, saldrán a la calle a seguir reclamando el tren. Los mismos almerienses que callamos cuando se cerró la línea del Almanzora en 1984 y continuamos callando cuando desapareció el Nocturno. Ya no hay Ivos Bochen en el horizonte y el que algo hizo, Jesús Miranda, ya no manda.

"Nuestros hijos, los hijos de Almería, se preguntarán dentro de 30 ó 40 años por qué a Almería tardó tanto en llegar el AVE que llegó a todos sitios"

Mientras esta tarde los nativos de la antigua Urci se concentren de nuevo junto a Nicolás Salmerón, Manuel Manrique, el presidente de Sacyr, estará en su despacho madrileño sin dar una explicación razonable de por qué no inicia la obra que le fue adjudicada en el tramo Pulpí-Cuevas; el ministro de la Serna seguirá diciendo que se está trabajando de forma invisible en el tramo; y del Poniente -todo hay que decirlo- no vendrá nadie o casi nadie.

Por un tren digno

Nuestros hijos, los hijos de Almería, se preguntarán dentro de 30 ó 40 años por qué a Almería tardó tanto en llegar el AVE que llegó a todos sitios, como nosotros nos preguntamos por qué llegó aquí en 1895 el de Linares, cuando estaba previsto que llegara una década antes. Hace más de cuatro años que no se mueve un clavo en el AVE de Almería, uno de los tramos del Corredor que tiene la rentabilidad más que asegurada con las mercancías y nos seguiremos preguntando por qué.