¿Por qué se llama Andalucía?

Enrique Cabrejas Iñesta
Investigador de la Historia del Lenguaje

Verán, de la etimología de Andalucía se han apuntado teorías que aún siendo defendibles en base a la historiografía, no estar debidamente alfabetizados en la escritura de nuestros ancestros nos privó a la vez de las respuestas a las grandes incógnitas de la civilización ibérica. Y quizá para comenzar a averiguarlas sea imprescindible comprender por qué la antigua Andalucía fue LA BAETIKA y eso  mucho pudiera sorprender pues se debió a sus creencias religiosas: BA, BAS, BAL, BEL, BIL, etc., refiriéndose en concreto a La Señora o El Señor. Para ellos lo más sagrado se llamaba “BAE”, eran dioses TI·TANOS y KA expresaba un “lugar”, esa es la razón en Andalucía para una BAETIKA.

Andalucía

Miren, cuando se trata de documentar la historia antigua y en concreto la del sur de la península, con frecuencia las referencias nos conducen hasta los fenicios y tartesios, incluso a los omeyas que tanto les debemos en patrimonio; sin embargo, a través de mis investigaciones constaté que existe una laguna temporal donde se obviaron hechos relevantes que se desconocían de un periodo anterior lleno de grandes episodios y conocerlos es fundamental para comprender la historia de Andalucía. Pero entonces ¿quién fundó Andalucía? En realidad deberíamos hablar de “co-fundadores”, ya que en la práctica se trató de una “gran coalición”: La Liga Lycia. La historiografía los mal interpretó  por Íberos y Celtíberos pero hallé que no lo eran, ni una cosa ni la otra; entre otras razones porque los iberos no se desplegaron en el sistema bético sino que se asentaron en el sistema ibérico y por otro lado, los celtíberos no eran una tribu céltica sino distintos pueblos gálatas. Miren, lo explicaré mejor; en latín Celtici significa “celta” pero hubo una confusión, ese es el nombre que también recibían las poblaciones Lycias de Asia Menor. Eran Keltiki pero con el latín la “k” pasó a ser “c” (Ke-Ce). Los Çeltikçi no eran propiamente celtas y se encontraban en Galatia, La Caria y Lycia, actualmente corresponden a ciudades de la moderna Turquía como son Burdur, Ankara y Mersin.

Hace miles de años y aun lo desconociéramos, los Pueblos del Mar buscaron nuevas latitudes más seguras y prósperas, en nuestro país las encontraron. Durante sus eternas travesías a nuestras costas y tras su establecimiento como autóctonos en las distintas colonias darían nombres a poblados, bahías, cabos, ríos, valles y montañas. Más tarde los romanos, los godos y los árabes los siguieron denominando del mismo modo sólo que lo expresaron con su nueva ortografía. Aun así, los podríamos recuperar porque la memoria de los pueblos se aferra a su genuina identidad de múltiples maneras. Nos permite, de algún modo, reconocer esos lugares en su origen primigenio. Por consiguiente permitan que les anuncie que la actual denominación de Andalucía no tiene origen en el nombre árabe Al Ándalus. En realidad, Al Ándalus se trata de una traslación al árabe del nombre original que tuvo en la antigüedad. Pero entonces ¿cuál es el nombre original? Pues Anta·Lusia que deriva de las regiones Antalya-Lycia en Asia Menor. Los anda·luces de hoy son los licios de ayer, aun lo desconociéramos. Son Lusí y Tanos. ¿No les parece una cosa sin igual?

Almería es un acrónimo ibérico que en español significa: COSTA DE LA SAL. (Al-) significaba “sal” y junto a (-mer-) que significaba “costa” más la desinencia (-ia) que significaba “de” obtenían un sintagma o frase que describía su terreno.

Granada es un acrónimo ibérico que en español significa: LA MADURA. Metafóricamente lo es  en el sentido de ser LA BIEN ESCOGIDA. Es el fruto que está maduro y puede ser ya recogido. Para nuestros antepasados ibéricos decir Granada significaba lo mejor.

Málaga es un acrónimo ibérico que en español significa: LA TIERRA AMOROSA. El nombre de Malaka podemos verlo mudar en otras formas incluso, porque en su caso nominal griego es μαλακή o μαλακοί y en su caso dativo μαλακος. Es una evidencia que el nombre fue dado en griego; ahora bien, quienes lo dieron no eran griegos sino helenos cario de Belez (Hijos de Bel).

Cádiz es un acrónimo ibérico que en español significa: LA TACITA. La ciudad ya se conocía como “La Tacita de Plata”, lo que no podíamos siquiera sospechar es que no se trataba de un lema  sino que en lengua ibérica “tacita” justo es Cádiz y era -de plata- como las columnas de Hércules.  

Huelva es un acrónimo ibérico que en español significa: LA HERMANDAD DE LA SEÑORA. A partir de la cristiandad hubo un cambio de doctrina pero la ancestral adoración a La Señora se ha mantenido a través de los tiempos renovada en la figura de La Virgen.

Sevilla es un acrónimo ibérico que en español significa: TIERRA DEL SEÑOR. El primer lexema (Se-) significa “su” o “suyo”. La lengua española subsumió esta partícula ibérica, en la actualidad es la forma átona de tercera persona del singular y plural del pronombre personal. El segundo lexema es (-Bel-/-Bil-) significa “El Señor” y el tercer lexema se trata de (-la) que significa “pueblo”.

Córdoba es un acrónimo ibérico que en español significa: REGALO DE DIOS. El primer lexema se trata de (Cor-) y expresa lo principal o lo central: sin embargo tiene también otra acepción: Regalo. El segundo lexema es (-do-) que significa “dar” y el tercer lexema es (-Ba) una antiquísima articulación minoica para referirse a su diosa.

Jaén es un acrónimo ibérico que en español significa: LA LANA. En las sierras de Jaén pastan ovejas y entre estas se encuentra una raza autóctona, la segureña. Desde tiempos los pastores han cardado la lana y Jaén tomo el nombre por su ganado y es que para nuestros antepasados el vocablo ξαεν “xaen” es Jaén.

Pero ¿quiénes fueron esos antiquísimos andaluces? Descendían de los Cario, Lydios y Lycios. Miren, los Licios se desplegaron por Andalucía occidental, los Lidios por Andalucía central y los Cario por Andalucía oriental: Almería, Granada, Málaga, Cádiz, Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén.


Enrique Cabrejas Iñesta nació en Barcelona y se educó en las Escuelas Pías de San Antonio Abad. Es investigador de la historia del lenguaje y políglota; se expresa en ocho idiomas y adquirió profundos conocimientos de otros varios contemporáneos, medievales y antiguos. Combinó siempre que le fue posible el quehacer cotidiano con la lingüística, la historia, la literatura, la música y la mitología, convirtiéndose de esta última en un experto mitógrafo. Vivió y estudió en Cambridge, Módena y Moscú para mejorar en idiomas y en lectura de literatura clásica. El 21 de Abril de 2012 descifró la lengua ibérica, siendo respaldado por el insigne PhD. Professor Oleg Bazaluk de la National Pedagogical Dragomanov University, asimismo invitado a dar conferencias y presentaciones sobre los iberos y celtíberos en distintas universidades de Europa y desde entonces ponente de la Sociedad Filosófica Internacional (SFIC); autor en la revista académica Ph&C; miembro del consejo de redacción de la revista científica Future Human Image Scientific Journal; revisor de documentos científicos en el área de humanidades de la revista Cogent OA - Taylor & Francis Group y otras publicaciones científicas; indexado como científico por las autoridades científicas rusas. Ha publicado cerca de 200 trabajos y estudios en Academia.edu y otras plataformas como investigador independiente desde 2013. En apenas tres años, publicó dos libros como autor de la trilogía EL SECRETO ÍBERO: Karuo (2013), Hijos de Titanes (2015). A la vez ha participado como co-autor en ediciones publicadas por notorias instituciones culturales españolas como son la Institución de Estudios Complutenses y la Diputación Provincial de Guadalajara en los encuentros de Historiadores del Valle de Henares. Cuenta desde 2014 con el aval de reputados académicos, doctores y científicos internacionales. Siendo respaldado aproximadamente en una cincuentena de áreas del conocimiento: Filosofía del Lenguaje, Ontología, Filosofía Antigua y Fenomenología, entre otras materias. Como gramático, sus hallazgos y teorías han sido recogidas por numerosos medios de comunicación y prensa en todo el mundo. En la actualidad estudia inéditas etimologías y topónimos de los pueblos y ciudades de España a partir de la escritura y lengua ibérica.