Félix de la Fuente Pascual
Secretario de Acción Política de CILUS
Ante las posibles situaciones, o escenarios, como se suele decir ahora, que nos presenta la Comisión Europea con respecto a la crisis actual de la UE, una sería no hacer nada y dejar que las cosas se solucionen por sí mismas, que es actitud normal de nuestros políticos españoles. Un segundo escenario sería desmontar la UE o volver a los nacionalismos, es decir retroceder cien años en la marcha de la historia y perder todo lo logrado hasta ahora tanto en las conquistas sociales como en la convivencia pacífica de los europeos, y otro –hay más escenarios posibles- sería avanzar hacia una Unión política, al menos entre los países de la UE que lo deseen. Es decir una Europa a varias velocidades. Varias velocidades es algo que en realidad ya existe: p.e. la Europa del Euro va a una velocidad diferente dentro de la UE, pero lo que no ha existido hasta ahora es una verdadera voluntad de Unión Política.
Comisión Europea |
A ciudadano de a pie le falta serenidad y elementos de juicio para poder decidir cuál de estas soluciones sería la mejor para él. No es de extrañar. Después de varias décadas en que los políticos se han dedicado a echar la culpa a Bruselas de todas sus incapacidades, de su corrupción y de sus despilfarros – el despilfarro es quizás más grave aún que la corrupción, pues está más generalizado aún que aquella-, no podemos exigir que haya mucha simpatía por el proyecto de una Unión Política. Se nos ha educado por activa y por pasiva para ser nacionalistas, con todas las connotaciones que el nacionalismo lleva consigo: egoísmo, estrechez de miras, creernos superiores, insolidaridad y un largo etcétera negativo. Es decir se nos ha formado en contra de los valores que son la característica de la integración europea y, al mismo tiempo, la característica de una democracia viva. Con la UE nos llegó a España un alto grado de democracia. Democracia y UE son conceptos que van íntimamente unidos. Nuestra pérdida de democracia puede suponer la pérdida de la UE y, en sentido contrario, la desintegración de la UE puede suponer también la desintegración de nuestra democracia.
"Lamentablemente, a los españoles, que según la Constitución somos los únicos soberanos, hace ya mucho tiempo que los partidos políticos nos robaron la soberanía"
Idiotas de nosotros, se nos quiere hacer creer que si nuestros políticos nacionales o regionales pierden soberanía, la perdemos también los ciudadanos. Los ciudadanos lo que queremos es que nos gobiernen bien y nos da igual que el jefe de gobierno sea gallego, andaluz, vasco o francés o italiano. Lo importante es que se gobierne para los ciudadanos, y no para los partidos políticos. Se nos dice “cuanto mayor sea la integración europea, menos soberanía tendremos los españoles”. Lamentablemente, a los españoles, que según la Constitución somos los únicos soberanos, hace ya mucho tiempo que los partidos políticos nos robaron la soberanía. A su vez, nuestro gobierno y nuestros políticos, y algo similar podremos decir de los políticos y de los gobiernos de los otros Estados miembros de la UE, no tienen la más mínima autonomía ni soberanía para enfrentarse a los problemas actuales del mundo, pero no porque se la haya quitado Bruselas, sino porque en un mundo globalizado, los Estados miembros de la UE por separado no pintan nada.
Que nadie nos engañe. Cuando oigo que Bruselas nos quita la soberanía, me resuena en los oídos aquello de “España nos roba”. ¿Queremos acaso que nos gobierne Washington o Moscú en lugar de Bruselas, o que sean las multinacionales las que nos impongan sus reglas, como ya lo están haciendo o intentando hacer?
La integración europea corre peligro, porque corre peligro nuestra democracia. Los partidos populistas y xenófobos pueden acabar con la integración europea pero, sobre todo, pueden acabar con nuestra democracia. La pasividad y la falta de reacción de los partidos políticos no es una excusa para que los ciudadanos no busquemos alternativas. También nosotros hemos estado pasivos durante mucho tiempo, tolerando que nos roben la soberanía.
Los españoles y portugueses, junto con los países del Mediterráneo y Alemania y Francia, somos los más proclives a una integración política. Sí, a pesar de la educación y formación que se está dando en España, todavía seguimos apostando por una integración europea. Sí, el peligro y la solución para la democracia empieza en la escuela, ese capítulo que suele sufrir siempre los primeros recortes presupuestarios.- Europa está en peligro, porque está en peligro nuestra democracia. NO al revés.