Otro año de veto ruso

Armando García
Director de AG Comunicación

Esta semana se ha confirmado que a partir del próximo uno de julio se prorrogarán un año más las ayudas para compensar el veto ruso a las frutas y hortalizas españolas. Desde Cooperativas Agroalimentarias de España se ha celebrado la noticia, ya que confirma la disponibilidad de fondos europeos para resarcir a las empresas por el lucro cesante de esa parte de la producción que se hubiera vendido en Rusia si no existiera el dichoso veto, que ha salpicado de lleno a zonas productoras tan importantes como Almería a consecuencia de conflictos geopolíticos que se discuten a miles de kilómetros. Para que luego digan que lo que ocurre lejos no nos afecta.

Otro año de veto ruso

Aunque es justo celebrar que las empresas reciban compensaciones por el veto ruso, un dinero que nunca viene mal, desde el punto de vista de la estrategia comercial del sector hortofrutícola es muy negativo que el cierre del mercado ruso se prorrogue. Cada año que pasa sin que las frutas y hortalizas almerienses tengan presencia en el mercado ruso supone ayudar indirectamente a que se consoliden en dicho mercado nuestros mayores competidores en el mapa del negocio global de las frutas y hortalizas.

Sea Marruecos, sea Turquía o algunas potencias exportadoras de América Latina, nos han cogido la delantera en un mercado como el ruso, el más grande en número potencial de consumidores que tenemos a nuestro alcance por vía terrestre y uno de los más interesantes por el crecimiento de su poder adquisitivo y por la inviabilidad de autoabastecerse de hortalizas frescas. Cuando escuchamos a algunos líderes políticos animar al sector para que conquiste nuevos mercados como vía de futuro y mejora de la rentabilidad escuchamos un discurso que poco tiene que ver con la realidad del comercio.

"Los exportadores de Almería saben que el mercado europeo es cada vez más complicado porque no dejan de entrar nuevos exportadores que pueden jugar con ventaja según el lugar de origen de su mercancía"

Por ejemplo, los exportadores de Almería saben muy bien que el mercado europeo es cada vez más complicado porque no dejan de entrar nuevos exportadores en el terreno de juego que pueden llegar a jugar con mucha ventaja según el lugar de origen de su mercancía. Si miramos a Oriente y a Asia, ya se están posicionando otros exportadores mejor situados geográficamente que nosotros y, en muchos casos, con costes de producción inferiores.

En conclusión, lo de abrir nuevos mercados es tarea harto difícil, más ahora cuando la política proteccionista de Trump también puede echar por tierra los éxitos sembrados en el vasto mercado norteamericano por exportadores espa- ñoles de frutas, hortalizas, vino o aceite de oliva, entre otros productos genuinos de nuestra tierra. En definitiva, poco que celebrar por la prórroga del veto ruso