Kayros
Periodista
Estos días se ha presentando en Almería el libro de Fausto Romero que mayormente recoge las conversaciones del autor con Perceval y los suyos. No es poco hacer acopio de la historia para crear una mitología donde aparezcan la invención del Indalo, el Renacimiento, la pintura tal como la concebía en aquel tiempo Eugenio de D´ors y la vida social de la ciudad.
Gracias a este movimiento entre el arte y el esoterismo, se estuvo hablando de Almería más de cuarenta años. En aquellos años la segunda provincia más pobre de España con una renta per capita bajísima fue objeto de promoción ruidosa gracias a los favores de un falangista avispado que a su servicio tuvo toda la prensa española del momento.
Los indalianos |
El manuscrito de Fausto lo leí tan pronto hubo que desalojar la biblioteca del maestro cedida generosamente por la familia a la Diputación de Almería, un trabajo de catalogación y limpieza que tuve honor de dirigir con el asesoramiento de Antonio López Ruiz. Oir hablar hoy de todo aquello después de sesenta años en que hemos conocido el fin de la dictadura junto al advenimiento de la democracia resulta cuando menos curioso.
"El viaje a Madrid de los indalianos se logró al amparo de la Falange y hoy resulta un dato fundamental para entender aquel tiempo"
"El viaje a Madrid de los indalianos se logró al amparo de la Falange y hoy resulta un dato fundamental para entender aquel tiempo"
El viaje a Madrid de los indalianos se logró al amparo de la Falange y hoy resulta un dato fundamental para entender aquel tiempo. Toda la cadena del Movimiento se puso a disposición de lo que Eugenio D´ors llamó el fetiche. En torno al fetiche los intelectuales se inventaron una peculiar historia de Almería. El Indalo unas veces aparecía como vestigio prehistórico, otras como un modelo renacentista y otras como un evangelizador apostólico.
Lo más consistente que ha quedado en la historia del arte es el movimiento indaliano encarnado en la obra de siete pintores que alguien llamaría los siete magnificos. Aquí lo más llamativo y perdurable es el paisaje almeriense, simbiosis poética del desierto, el invernadero y el mar. También la Chanca es hija no solo de la pintura, también de la literatura.
No podemos olvidar tampoco la lucha la dialéctica Perceval-Goytisolo, dos maneras de entender la belleza en medio de la pobreza. El libro de Fausto no fue bien acogido por los servicios editoriales de la democracia. No deja de ser curioso que haya aparecido setenta años después de escrito cuando Gabriel Amat dirige la Diputación y el PP gobierna en España. Cuántas cosas han tenido que ocurrir para que el Indalo se apropie otra vez de la calle, metáfora ancestral de Almería.