Aguja de marear machistas

José Fernández
Periodista

El mundo comenzó a cambiar el día que alguien decidió imantar una aguja de metal y usarla como referencia para situar la quilla de los barcos respecto de la línea norte-sur del horizonte. Ese cacharrito insignificante, la aguja de marear de la que hablaban con admiración en las primeras crónicas del Archivo de Indias, ayudó a que Colón descubriera América al poder mantener fijo un rumbo.

Tuiteando

Les cuento esto porque los que andamos enrolados en la flotilla expedicionaria de las redes sociales sentimos a veces la misma desorientación del marino que intentaba patronear su nave a la buena de Dios. Y es que uno no sabe por dónde timonear para no embarrancarse en polémicas innecesarias o no entiende por qué razón lo que hacen algunos provoca mares muy gruesas, mientras que si eso mismo lo hacen otros la calma es chicha.

Por ejemplo, el delegado de Economía de la Junta en Almería, Miguel Angel Tortosa, acaba de escribir esto en su cuenta personal de Twitter: No es por nada, pero leo a Consuelo Rumí (compañera concejal socialista en el Ayuntamiento de Almería) y me recuerda absolutamente a la gran Sara Montiel, con mis respetos a Sara. Oye, pues no ha pasado nada. Ni una reacción, ni una protesta, ni una repliquita con la boquita pequeñita. Nada. ¿Se imaginan que eso mismo lo hubiera escrito alguien que no fuera delegado de la Junta del PSOE de Sevilla? Mejor no imaginen nada.

Hace unas semanas, servidor de ustedes se atrevió a imaginar la letra bufa de un reguetón para dedicárselo a otra concejala socialista, compañera de bancada de la señora Rumí, y el feminismo militante almeriense puso precio a mi escroto por machista, por vulnerador de derechos y por muchos pecados más. Por eso digo que vamos necesitando un dispositivo que nos oriente para poder navegar con la tranquilidad de no tocar arrecifes peligrosos, porque si aguardamos a que el feminismo de cuota reaccione cuando son los suyos los que se exceden, es mejor hacer como la Montiel y tumbarnos en una chaise-longue a cantar Fumando espero.