Carmen K. Salmerón
Flamencóloga
Se ha inaugurado el circuito flamenco Almería de peña en peña. Ha sido en Adra, Abdera, una de las ciudades más antiguas de la península Ibérica. También es conocida como la puerta de las Alpujarras. Fenicios, cartagineses, romanos, árabes han poblado sus calles, han respirado su aire, han bebido su agua, se han alimentado de sus peces. Plinio El Viejo hablaba ya de la exquisitez de las salazones abderitanas. Y ahora, en estos tiempos más contemporáneos, Adra es una de las localidades más aficionadas al flamenco.
Ha sido en Adra |
A las 21: 30 estaba prevista la apertura de la Peña La torre de Adra. Pero lo cierto es que el calor echó a la gente a la calle a tomar un refrigerio y una nutritiva tapa de pescado que tanto abunda en esas costas mediterráneas. Petadas, las calles estaban petadas. En esa hora punta bendita y ansiada cuando cierran los comercios cada viernes por la tarde. Y así, tímidamente, empezó la peña de La Torre a recibir al público flamenco.
El recital se hizo esperar, pero bien valió la pena. En esta ocasión Antonia Romero iba acompañada del tocaor Damián Sánchez, joven flamenco profesor de guitarra en La Cañada, y alumno en el conservatorio almeriense. Damián abrió con una bulería por soleá con mucho sabor, elegancia, y chisporroteos vicentinos (Vicente Amigo). A continuación decidieron explayarse en la jondura, dando pie a una malagueña de Chacón, de la cartagenera Concha Peñaranda, virando a fandangos de Lucena, por un lado, posteriormente enlazando con los de Pérez de Guzmán y acabando el hilván por fandangos del granadino Frasquito Yerbabuena. Once minutos soberbios de flamenco añejo. Continuó la cantaora por alegrías, pero no por las alegrías al uso de Cádiz, no. Por alegrías de Córdoba. Alegrías que popularizó en los años cuarenta el gran Curro de Utrera: “Pregúntale al platero”; “la hija de la Paula, la Paula no es de mi rango, ella tiene un cortijo, yo voy descalzo”.
La noche iba con un respeto ceremonioso a la tradición. Continuaron pues por soleá de Triana. “No me mientas, libre quiero yo vivir, libre me parió mi madre, vivo tranquila en el mundo que a nadie le he hecho yo ná, a ver quién vive en el mundo con esa tranquilidad”. Esta soleá de Triana suele llevarla Antonia en el repertorio “El cante de la mujer flamenca”. Continuaron el recorrido por tientos tangos rematando por la Repompa, cante también incluidos en el repertorio anteriormente enunciado.
La segunda parte del concierto no fue menos enjundiosa. Invocaron a García Lorca por cabales derivados a seguiriyas, “El llanto de la guitarra”,cante ciertamente poco usual en estos tiempos. Antonia, aunque tímida es bien hábil, quiso poner unas sonrisas al público desconcertado, y tiró por guajiras, cante de ida y vuelta que le ha valido para ganar más de un concurso. Y el público, ya caliente, se vino arriba y pidieron el palo de Almería, tarantos.Antonia Y Damián jugaron al despiste: “esto no son tarantos, es media granaína”, dijo a media voz alguien del público. “No, es granaína”, le secundó otro espectador. “No, no, es otra malagueña”, continuó un tercero. Finalmente Damián entró en el taranto por malagueñas. ¡Sublime!
Y con ese subidón, siguió la Romero por bulerías, cuplé por bulería de otra grande, Adela la Chaqueta. Y para que la entrega público artistas llegara al culmen, se marcaron unos fandangos de Vallejo y fandangos naturales de órdago. Interesante noche la de Adra y su peña La torre. Tan sólo cabe felicitar alpresidente, Miguel Galdeano por izar el estandarte de las canteras flamencas: las peñas.