Europa en positivo

Félix
de la Fuente Pascual

Generalmente las  buenas noticias nunca son noticia.  Un ataque de bomba fallido dará materia para diez telediarios, que machaconamente nos estarán repitiendo la vida y milagros del agresor. Sesenta años de paz en nuestra Europa, tan acostumbrada a las guerras fratricidas, no merece siquiera una nota al pie de página. Por eso, tenemos que celebrar  que la Fundación Princesa de Asturias otorgara ayer el Premio Princesa de Asturias de la concordia 2017 a la Unión Europea. El jurado destaca el "modelo único de integración política supranacional" que representa esta Unión.

Premio Príncipe de Asturias

Es interesante que lo  tengan esto muy presente todos los políticos: los tradicionales, para que dejen de poner trabas al proceso integrador de los ciudadanos europeos, y los de nuevo cuño, para que no echen por tierra todo lo logrado hasta ahora, como si la auténtica democracia empezara con ellos.  Son muchas las críticas que se podrán hacer no tanto a la UE en sí ni a su proyecto, como  a los políticos que han tratado de desvirtuar el proyecto o de paralizarlo. Pero, aunque no tuviera en su haber otros logros la UE, el solo hecho de haber propiciado "el más largo periodo de paz de la Europa moderna", como ha resaltado el jurado, merece ya todo nuestro respeto y admiración, admiración que merecen también tantas personas que han dedicado su esfuerzo a este proyecto.

Valores como la libertad, los derechos humanos, la solidaridad, la democracia y la reconciliación “proyectan esperanza hacia el futuro

El reconocimiento que la UE muchas veces no encuentra entre los mismos ciudadanos europeos  se lo muestran los organismos e instituciones de todo el mundo. Recordemos que en 2012 recibió el premio Nobel de la Paz “por su contribución al avance de la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa”. Valores como la libertad, los derechos humanos, la solidaridad, la democracia y la reconciliación “proyectan esperanza hacia el futuro en tiempos de incertidumbre, proponiendo un ejemplo de progreso y de bienestar". Estos valores, que ahora vemos como algo evidente, no es algo caído del cielo sino en gran parte un logro de la UE.

Hace seis décadas los padres fundadores de la Unión sembraron la semilla de una Europa unida sobre las cenizas de una guerra devastadora. En el recorrido posterior se han forjado los lazos de una unión de pueblos que ha permitido embarcar a los europeos en un proyecto de paz, democracia y prosperidad. Hace treinta años España se sumó a esta aventura europea con entusiasmo y espíritu constructivo. Hoy es uno de los grandes protagonistas del proyecto europeo"; aseguran los presidentes de las tres grandes instituciones de la EU.

Estos días Portugal está sufriendo uno de los incendios más devastadores de su historia. Los españoles y la mayoría de los europeos lo estamos viviendo como si estuviera ocurriendo en nuestro propio país. Lo mismo ocurre cuando hay víctimas del terrorismo yihadista. Me gustaría que la prensa, en medio de esta tragedia de Portugal y de las muchas horas que dedican a los datos de este incendio resaltara la solidaridad de los bomberos españoles, franceses e italianos que están colaborando en este trabajo tan arriesgado. Nadie podrá devolverles a los portugueses los seres queridos y los bienes que han perdido, pero pueden contar con la solidaridad de todos los europeos y con las ayudas que les pueda prestar el Fondo de solidaridad de la Unión Europea.

Podremos ser de centro, de izquierda o de derechas, o incluso “antisistema”, pero lo que no podemos ser es “antieuropeos”, porque la UE, con todos sus defectos, es el símbolo de la solidaridad y de la concordia, y por  eso se merece el “Premio Princesa de Asturias”.