Simón Ruiz
Periodista
Hubo una noche, la del 2 de junio de 2017, en la que el verano adelantó su llegada a Almería, incluso antes que prendan las hogueras de San Juan. Fue la noche en la que David Bisbal inauguró el nuevo recinto de conciertos de la capital para dar inicio a su gira mundial Hijos del Mar. El cantante almeriense fue sobre todo eso, almeriense. Tanto como el barrio de Los Ángeles en el que se crió junto a sus padres José y María o el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar en el que se camufla, alejado de fans y fotógrafos, para seguir disfrutando de sus paisajes interiores y su inmensa costa.
David Bisbal |
David Bisbal, a quien la fama le empezó a sonreír hace ya más de 15 años, no olvida jamás sus orígenes. Y eso deberíamos agradecérselo todos los que vivimos en esta tierra, nos guste más o nos guste menos su música. Allá por donde va, el cantante cuenta las excelencias de su provincia. Por ello, tiene más que merecido el ‘título’ de embajador de Almería.
La noche del 2 de junio de 2017 volvió a ser especial para Bisbal. Volvió a elegir su ciudad para comenzar una gira que le llevará por toda España, Europa y América y para ser de nuevo profeta en su tierra. Emocionó a sus paisanos, muchos de ellos fans incondicionales desde la primera edición de Operación Triunfo, cuando nada más comenzar el concierto, a punto de sonar los acordes de Antes que no, dijo que “mi gente de Almería” canta “bonito”. Cada vez que podía lanzaba un guiño a su “gente” y a su “familia”, los Bisbales de toda la vida de Almería, sin olvidarse, a través de la letras de sus canciones, de dos de sus seres más queridos, su compañera Rosanna Zanetti y su hija Ella.
A pie de escenario, fans y periodistas empezaron a relatar en Twitter el desarrollo del concierto. Y empezaron a sonar los retuits en los móviles (sustitutos de esos mecheros a los que en un concierto se le acababa el gas) procedentes de muy diversas partes del mundo. Desde Argentina hasta Chile, desde Panamá hasta Uruguay... en apenas segundos David Bisbal cruzaba el charco y con él las 9.000 almas que cantaron a coro Ave María. Ya era 3 de junio cuando el escenario comenzó a desmontarse. Quizá fue cuando Bisbal empezó a echar de menos, otra vez, “a mi gente de Almería”.