Emilio Ruiz
Hay que decirlo con tristeza, sin victimismo y sin llegar a deprimirnos –lo nuestro es una inacabable carrera de fondo-, pero sí con tristeza: no corren buenos tiempos para Andalucía. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017, a punto de volver del Senado al Congreso para su aprobación definitiva, son casi una agresión: recibiremos un total de 1.156,76 millones de euros correspondientes a la inversión real del Estado en las regiones, lo que supone el 13,5% del total regionalizable y un 36,6% menos que los 1.825,24 millones de 2016. Recordemos que el Estatuto de Andalucía, que tiene rango de Ley, establece que la inversión del Estado en nuestra comunidad autónoma debe ser proporcional a su población. En Andalucía vivimos el 18% de los españoles.
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Otro dato negativo: El PIB en Andalucía crecerá en 2017 un 2,8 por ciento, tres décimas menos que el conjunto nacional (3,1%), según un informe de la Universidad Loyola Andalucía. Debíamos superar la media nacional para llegar a igualarla. Si, encima de todo, crecemos menos que la media, la distancia de ésta se aleja. Andalucía es la segunda comunidad autónoma de España tras Extremadura con el menor PIB per cápita por habitante, con 17.651 euros, un 26,4 % por debajo de la media nacional, según los datos de la Contabilidad Regional de España, del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Recordemos lo que representa el PSOE de Andalucía para el PSOE nacional: el 25% de su militancia y el 24,5% de su número de votos en las últimas elecciones generales
Y, por si no faltaba poco, ahora vienen los socialistas con las rebajas. Este mediodía se clausura el 39º Congreso Federal del PSOE. Recordemos lo que representa el PSOE de Andalucía para el PSOE nacional: el 25% de su militancia y el 24,5% de su número de votos en las últimas elecciones generales. En la nueva comisión ejecutiva federal la presencia andaluza es casi testimonial. Pedro Sánchez no ha tenido ni siquiera la delicadeza de depositar la presidencia del partido en un hombre o una mujer de Andalucía, como era lo habitual. Ha preferido a Cristina Narbona, una socialista de escasa relevancia -hasta ahora- en la vida orgánica del partido, aunque sí en la institucional, que algún día fue diputada por Almería, por donde pasó sin pena ni gloria, y que otro día fue ministra de Medio Ambiente, dejándonos la pesada herencia del Algarrobico.
Pedro Sánchez ha incluido en las secretarías de área de su ejecutiva a dos andaluces (*), Alfonso Gómez de Celís y Carmen Calvo, que les manifestaron su apoyo en el proceso de primarias. El nuevo secretario de Política Institucional y Administraciones Públicas es un declarado adversario de la presidenta de la Junta de Andalucía. Y la nueva secretaría de Igualdad estaba retirada de la política activa desde que abandonó el gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero. Frente a este escaso peso político andaluz en el nuevo organigrama federal socialista se potencia la presencia de afiliados de las federaciones madrileña (hasta seis miembros), castellano-leonesa (tres secretarios) y Cataluña (otros tres), lugares donde el voto socialista ha disminuido de forma considerable.
La secretaria general del PSOE de Andalucía y derrotada candidata en el proceso federal de primarias, Susana Díaz Pacheco, ha reiterado su disposición de dejar las manos libres a Pedro Sánchez para configurar la ejecutiva que desee. Esta razonable posición no debía ser correspondida con el ninguneo a la parte de la organización que más aporta al conjunto nacional.
(*) Pedro Sánchez ha configurado su ejecutiva con dos niveles de responsabilidad. Secretarios de área andaluces solo hay dos: Rodríguez Gómez de Celis y Carmen Calvo. En puestos de menor relieve, como secretarios ejecutivos, están el
granadino Rodríguez Salas, el sevillano Salazar, la gaditana María Jesús Castro
(Mayores), el malagueño Ignacio López (Movimientos Sociales); el exalcalde de
Almería Fernando Martínez (Memoria Histórica) y la onubense Luisa Faneca
(Pesca).