Emilio Ruiz
Las grandes cadenas de televisión no tienen escrúpulos para hacer carnaza de cualquier cuestión que les aporte una décima de share. Lo ocurrido con una vecina de Tahal no merece más que el desprecio, el más absoluto de los desprecios. Les cuento. Recordará el lector que el pasado mes de junio las cadenas de televisión y las redes sociales reproducían el vídeo de una señora desesperada que se presenta en una oficina del Banco Popular pidiendo explicaciones por la pérdida de sus ahorros. Según se ve en el vídeo, la señora entra enfurecida en la sucursal diciendo a voz en grito: “He perdido todos mis ahorros, un millón de euros que mi marido me dejó cuando murió, me he quedado en la ruina, mi madre se ha quedado en mi casa sin nadie que la atienda, porque ni siquiera tengo para pagar una mujer...”. El Confidencial identificó a la señora en cuestión como Otilia Rubio.
Otilia, la primera vez que fue a Antena 3 |
En ese vídeo –grabado sin autorización- la presunta perjudicada decía tantas incoherencias y narraba hechos tan inverosímiles que indagué algo sobre el asunto. Efectivamente, tal como conté en mi columna del 11 de junio, la realidad era muy distinta. Pero no por eso el vídeo dejó de hacerse viral. La periodista de Las Mañanas de TVE Rocío Orellana entró en contacto conmigo para contrastar mi información y ver la posibilidad de entrevistar a Otilia. Creo que la convencí de que cualquier uso televisivo que se hiciera del tema entraba en el campo del sensacionalismo. Si no la convencí, al menos TVE no volvió a sacar el tema.
Pero cuál ha sido mi sorpresa cuando el 14 de julio veo a Otilia sentada ante las garras de los tertulianos mañaneros de Antena 3. El espectáculo fue lamentable. Nuestra paisana de Tahal apenas articulaba un par de frases coherentes hasta que reventó: “No es un millón, en realidad yo no he perdido nada, el dinero no es mío”. Las aclaraciones de Otilia servían de poco, pues a cada instante los presentadores insistían: “Está con nosotros Otilia, la inversora del Banco Popular que perdió un millón de euros...”.
La segunda vez fue en directo desde su casa |
Bien, pues no le ha bastado a la señora Otilia con tener aquel día su minuto de gloria televisivo que este martes ha vuelto a Antena 3. Si el espectáculo anterior fue lamentable, éste ha sido indignante. La emisora sabía que la realidad no tenía ningún parecido con lo visto en el vídeo. Pero el espectáculo estaba servido. “Entrevistamos a Otilia, que perdió un millón en acciones del Banco Popular”. La señora intentaba decir, pero no la dejaban, que ella no había perdido nada.
El colmo fue cuando Otilia vio un reportaje grabado por las cámaras de Antena 3 en Tahal. Entrevistaron a Trinidad Jiménez, la alcaldesa, que fue muy respetuosa con su paisana, igual que otros vecinos, si bien algunos de éstos se subieron al carro de los infundios: “Pues la pobre, que se ha quedado en la ruina”, decía uno. “Pues qué lástima, que ahora no tiene ni para cuidar a su madre”, decía otro. Otilia estalló: “No estoy en la ruina, mi madre está perfectamente cuidada, no he perdido ningún millón, no tengo nada que recuperar y, además, estáis invadiendo mi vida privada y no quiero aparecer más en televisión”.
El colmo fue cuando Otilia vio un reportaje grabado por las cámaras de Antena 3 en Tahal. Entrevistaron a Trinidad Jiménez, la alcaldesa, que fue muy respetuosa con su paisana, igual que otros vecinos, si bien algunos de éstos se subieron al carro de los infundios: “Pues la pobre, que se ha quedado en la ruina”, decía uno. “Pues qué lástima, que ahora no tiene ni para cuidar a su madre”, decía otro. Otilia estalló: “No estoy en la ruina, mi madre está perfectamente cuidada, no he perdido ningún millón, no tengo nada que recuperar y, además, estáis invadiendo mi vida privada y no quiero aparecer más en televisión”.
Ya era tarde. “¿Puede recuperar Otilia su dinero?”, preguntaba uno de los presentadores a la supuesta experta Patricia Suárez. Otilia insistía, arrinconada en la imagen –“Por favor, que yo no tengo nada que recuperar”-, pero si persistente era, más persistente era la tal Patricia: “No te preocupes, Otilia, que te vamos a ayudar, que sí, que ya sabemos que tú no has perdido nada, pero ese dinero lo vamos a recuperar”. En fin, todo muy triste.