Cataluña y el espíritu de Viriato

Garf
Siodos

Si Viriato levantase la cabeza no se sorprendería de lo que ocurre en Cataluña. Él, que luchó tenaz y exitosamente contra los invasores romanos para expulsarlos de la península ibérica, David contra Goliat, murió asesinado, vilmente traicionado, por alguno de los suyos.Y contemplaría, eso sí, horrorizado, que las puñaladas por la espalda no se extinguieron, ni siquiera en pleno siglo XXI. Ni en un país democrático como España, mal le pese a algunos.

Viriato

Hay quienes dicen, como las alcaldesas de Barcelona y Madrid que para “ una crisis de la democracia, más democracia“  ¿Pretenden aspirar a tener una prerrogativa de disfrutar de más  democracia los catalanes a la hora de decidir por encima  del resto de ciudadanos españoles? Pareciese que esa “verdadera” democracia es un lujo a la que sólo pueden aspirar legítimamente los ciudadanos de  Cataluña. Fuera de ella no. Y la obligación de respetar las leyes solamente para los ciudadanos de segunda clase. Eso sí, todos ellos  fuera de dicho territorio. Los de primera  clase, todos catalanes, ya estamos viendo que no lo hacen .Y debe ser por ello, porque  se ven a sí mismos de primera clase, se encuentran con  fuerza moral para explicarnos a los de segunda  qué sea eso de la Democracia, el Estado de Derecho, etc., etc.


Hacen un  harakiri  mezclado con  un autismo de su historia y su cultura que ha discurrido, aunque no se lo crean algunos en Cataluña, dentro de esta península ibérica que tanto defendieron nuestros ancestros comunes

Hay quien parece pretendiese resquebrajar Cataluña de la península ibérica y trasladarla a algún lugar de la imaginería independentista que no sabemos muy bien en qué sitio geográfico del globo terráqueo pretenden situarla. ¿Tal vez en las islas peloponesas? ¿Quizás en  algún lugar de la selva centroafricana? Lo que hacen es algo así como un  harakiri  mezclado con  un autismo de su historia y su cultura que ha discurrido, aunque no se lo crean algunos en Cataluña, dentro de esta península ibérica que tanto defendieron nuestros ancestros comunes.

Todos estamos viendo lo que está ocurriendo en Cataluña. La idea de una Cataluña avanzada social, económica y culturalmente está rompiéndose en mil pedazos. Vemos preocupados a una turba zombi de gente en las calles gritando, protestando, acosando a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, destrozando coches de guardias civiles... a los que luego no tienen reparo en llamar, si se diese el caso, para que les salven de ser víctimas de una violación, un intento de asesinato, secuestro, robo, en fin, todo tipo de delitos, situando, pues, las vacas detrás del carro. La razón por detrás de la emoción. Una emoción espuria  anclada en la irrealidad de la imaginería independentista que no se corresponde con una Cataluña, un territorio, una historia, una cultura, dentro de la península ibérica. Una península ibérica, Cataluña incluida, por la que nuestros ancestros comunes como Viriato, un Viriato lusitano pero sí hispano, sí ibero, defendieron con su sangre. Que el espíritu de Viriato sea sobre Cataluña y la memoria de su sangre, como la de otros como él,  también.

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