Emilio Ruiz
Suele repetirse con demasiada frivolidad que los catalanes más independentistas son los nacidos fuera de Cataluña y sus descendientes directos. No conozco ningún estudio sociológico que haya llegado a esa conclusión, y si lo hay o se hiciera, en modo alguno creo que esa fuera la realidad. Se calcula que en Cataluña viven algo más de un millón de andaluces, si entendemos como tales a quienes han nacido en nuestra tierra y a sus descendientes en primer grado. En torno a cien mil son almerienses. La colonia almeriense en Cataluña siempre ha sido muy importante. Fueron precisamente los emigrantes almerienses los primeros de Andalucía que arribaron en tierras catalanas. Estos más de un millón de andaluces y más de cien mil almerienses tienen una doble suerte: son andaluces y son catalanes. Así se sienten ellos, así los sentimos nosotros y así lo ha sentido siempre el pueblo de Cataluña. Por eso tienen razón cuando exclaman que no hay derecho a que nadie les prive de esa doble patria, la andaluza y la catalana, además de las que les correspondan como ciudadanos españoles, europeos y hasta universales.
El abderitano Emilio Suárez aprovecha cualquier acto independentista para dejarse ver (Foto: La Opinión de Almería) |
Quienes residimos habitualmente en lugares que han sido origen de oleadas de emigración hacia tierras catalanas –la mayoría de nuestros pueblos cumplen este perfil- tenemos la suerte de poder reencontrarnos con frecuencia con paisanos nuestros que viven en Cataluña. Especialmente en Navidad y en verano la mayoría de los pueblos de Almería, y de toda Andalucía, acoge con agrado a estas personas que vienen al reencuentro con su familia y con la tierra donde nacieron ellos o sus antepasados. No hace falta basarse en estudios demoscópicos para comprobar cómo estos amigos y conocidos han venido con la preocupación derivada del proceso soberanista.
A los almerienses y a los andaluces se nos puede calificar de muchas formas, pero no de insolidarios. No es esa nuestra filosofía de vida
El mundo independentista catalán es tan amplio que incluye a personas de todas las procedencias. También de Andalucía, y de Almería, no hay por qué negarlo. Pero son una minoría. Cuando los medios de comunicación encuentran personas de estas características normalmente suelen resaltarlo. Los resaltan por eso, porque son una excepción. La independencia, el soberanismo, tiene mucho que ver con la insolidaridad, y particularmente con la insolidaridad económica. A los almerienses y a los andaluces se nos puede calificar de muchas formas, pero no de insolidarios. No es esa nuestra filosofía de vida.
Serafín Segura Alarcón es un gallardero residente en Cataluña, a donde emigró toda su familia cuando él era un niño, en los años sesenta (Foto: La Opinión de Almería) |
Mientras busco documentación para escribir este artículo me encuentro en las páginas de ‘El Mundo’ precisamente con una de esas personas que han perdido la perspectiva de la solidaridad con sus orígenes. Se llama Antonio Ferri Martínez. Sus padres emigraron en los 60 desde Almería. Apoya la independencia y su deseo es que Cataluña rompa los lazos con España. “No se reconoce que aportamos más dinero que los demás. Yo digo que primero nosotros, después el resto”, señala. De verdad, que es una pena. Añade el periódico: “Casado con una catalana de origen gallego con la que tiene dos hijas, la familia al completo formó parte de la multitudinaria V humana que recorrió las dos principales arterias de Barcelona la pasada Diada”. Creo que es injusto afirmar que este tipo de personas padecen el mal llamado “síndrome del charnego”. Las razones de su ideología pueden ser muchas. Pero sí nos alegramos de que casos como éste sean una excepción.
Cataluña siempre ha sido una comunidad abierta, plural y progresista. Que nunca más nadie intente reducir su universalidad estableciendo fronteras o deshaciendo solidaridades
Quiero tener hoy un momento de recuerdo para estos paisanos nuestros que lo han pasado tan mal. Unos fanáticos egoístas han querido robarles una parte de su vida. Todos deseamos que lo pasado no sea más que una pesadilla. Cataluña siempre ha sido una comunidad abierta, plural y progresista. Que nunca más nadie intente reducir su universalidad estableciendo fronteras o deshaciendo solidaridades.
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