Emilio Ruiz
El sábado pasado, nada más terminar su programa ‘Cómo
lo ves? Carlos Herrera escribió este tuit: “Solo tengo palabras de gratitud
para @rtve por su confianza. Si los resultados no acompañan, el trabajo se
acumula en radio y el día supone un hándicap personal, lo mejor es acordar un
amable cese de esfuerzos. Es un honor haber trabajado con compañeros a los que
admiro. Gracias". En el momento de escribir este tuit de despedida, a Herrera
le faltaba por recibir aún la peor de las noticias. La recibió el lunes: el
programa se despidió inmerso en la miseria de las audiencias, un 4 % y solo
medio millón de espectadores. En prime time y en La 1 eso no es un simple
fracaso, es el más estrepitoso de los fracasos televisivos.
Este sábado los audímetros solo he han dado un 4 % de audiencia y medio millón de telespectadores. Esa audiencia, en La 1 y en una noche del sábado, se consigue hasta con la Teletienda.
Carlos Herrera es un tipo muy inteligente. Y un
excelente comunicador. Cada mañana dos millones de oyentes le son fieles desde
las ondas de la Cope. Su reencuentro con la televisión fue acogido por los
telespectadores con mucha expectación. 1,7 millones de personas le siguieron el
primer día. No fue un éxito de audiencia, pero tampoco un fracaso. La medida de
la cadena ronda el 11 % y se llegó al 10,2 %. “Iremos subiendo en sucesivos
programas, cuando la gente se familiarice con el formato”, dijo. Fue todo lo
contrario. Visto lo que se vio el día del estreno, la gente, en vez de volver a
la semana siguiente a sintonizar el programa, se alejó de él. Este sábado los
audímetros solo he han dado ese 4 % de audiencia. Esa audiencia, en La 1 y en una
noche del sábado, se consigue hasta con la Teletienda.
En esta vida el dinero no lo hace todo. Trescientos mil euros es mucho dinero para un programa de televisión, pero nunca la imaginación puede ser suplida a base de billetes. Y el programa de Carlos Herrera, de imaginación, andaba escaso.
¿Cómo lo ves? era un pobre programa. Pretendidamente
modernista, por la interacción de los espectadores, pero rancio en los temas de
debate y en la presencia de algunos de sus protagonistas. En esta vida el
dinero no lo hace todo. Trescientos mil euros es mucho dinero para un programa
de televisión, pero nunca la imaginación puede ser suplida a base de billetes. Y
el programa de Carlos Herrera, de imaginación, andaba escaso. ¿O es que piensa
nuestro paisano de Cuevas que preguntar quién miente mejor, si los hombres o
las mujeres, es un golpe de imaginación? Más bien es un golpe de rancio
sexismo, sobre todo si quien tiene que responder a esa pregunta es nada más y
nada menos que Salvador Sostres.
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