Antonio Felipe Rubio
Periodista
La Junta de Andalucía acaba
de desviar el foco de atención del Festival Internacional de Cine almeriense
hacia el escenario del Hospital de las Cinco Llagas (Parlamento de Andalucía). Durante
el Debate sobre el Estado de la Comunidad, Susana Díaz hizo un anuncio que
pareció un tráiler de la productora Lluvia de millones y una de las conocidas
superproducciones de la Junta y que, por lo general, pertenecen al género de la
ciencia-ficción. El próximo lanzamiento de la Junta es el “respaldo” a la
Ciudad del Cine de Almería, anuncio que se sustenta en tan fundados criterios
como que Almería tiene un magnífico clima, escenarios variopintos y tradición
cinematográfica. Evidentemente, los valores naturales de Almería (clima,
orografía, luz, contrastes, etc.) no son producto de la gestión de la Junta de
Andalucía. Aunque parezca imposible, hay cosas que Almería ya disponía de
serie sin que mediase la divina intercesión de la Junta del PSOE de Sevilla.
La presidenta de la Junta anuncia esta iniciativa como un “respaldo a un estudio de viabilidad…”. O sea, que no hay nada concreto o percibido como iniciativa conducente a generar o coadyuvar en la creación de la pretendida y difusa iniciativa
La presidenta de la Junta
anuncia esta iniciativa como un “respaldo a un estudio de viabilidad…”. O sea, que
no hay nada concreto o percibido como iniciativa conducente a generar o
coadyuvar en la creación de la pretendida y difusa iniciativa. Estas
sobreactuaciones son una constante en aquellas iniciativas que florecen al
margen de la imprescindible tutoría de la Junta de Andalucía y producto del
complejo de superioridad de una Administración tremendamente intervencionista.
Cuando
algo funciona bien, con apoyo popular, reconocimiento del sector profesional,
amplio y positivo eco mediático… en ese momento es cuando llega la Junta y lo
capitaliza hasta malograrlo. No olvidemos aquellas experiencias que, nacidas de
la inquietud de sectores profesionales, derivaron en la caricatura de lo que
fueron gracias a la intervención e injerencia de la Junta de Andalucía. Recuerden
la extinta Expoagro Almería que fue desposeída de interés por las políticas
introducidas por la Junta y el PSOE provincial; orientaciones comerciales recibidas con el cerrado aplauso y genuflexa reverencia de la Cámara de
Comercio y otros actores político-sociales entregados al apesebrado vasallaje
que ofició la defunción de la Expoagro en beneficio de otros horizontes de
negocio y promoción que desposeyeron a Almería del logrado protagonismo que,
injustificadamente, se desvaneció.
La Junta nunca ha querido que Almería sacase los pies del tiesto y estableciese su potencialidad y singularidad en la producción y comercialización de su riqueza
La Junta nunca ha querido
que Almería sacase los pies del tiesto y estableciese su potencialidad y
singularidad en la producción y comercialización de su riqueza. Al contrario,
los movimientos asociativos y la potenciación cooperativista ha estado modulada
y tutelada por la Junta de Andalucía para evitar posibles escarceos que
fortificasen a los sectores productivos desde posiciones descontroladas; o
sea, lo que se entiende como indeseable independencia no atenida a los
intereses y dictados del omnímodo poder de la Junta.
Ahora, en pleno desarrollo
del exitoso Festival Internacional de Cine, la Junta busca su papel
protagonista para lanzar a la provincia en el presunto e inexistente proyecto
de Ciudad del Cine. Cabría preguntar a la Junta dónde estaba cuando Alicante
consiguió la Ciudad de la Luz, verdadero proyecto alcanzado con la convergencia
de instituciones públicas y actores socioeconómicos de la Comunidad de
Valencia. Lamentablemente, la crisis arrolló este proyecto que, por cierto,
sigue latente a la espera de la reactivación económica y del sector
cinematográfico.
De nuevo, la Junta ha sufrido el típico ataque de soberbia supremacista ante el insoportable éxito de la Diputación y Ayuntamiento de Almería en las sucesivas ediciones de un Festival de Cortos que jamás contó con apoyo, respaldo y aprecio
De nuevo, la Junta ha
sufrido el típico ataque de soberbia supremacista ante el insoportable éxito
de la Diputación y Ayuntamiento de Almería en las sucesivas ediciones de un
Festival de Cortos que jamás contó con apoyo, respaldo y aprecio alguno de la
Junta, y que se ha hecho grande hasta ser Festival Internacional de Cine de
Almería con rutilantes figuras internacionales, promoción y amplio eco
mediático. Todo muy insoportable para que Almería lo pueda metabolizar sin que
la Junta del PSOE de Sevilla se lleve su cacho.
Recuerdo perfectamente el
lamentable episodio referido a la brillantísima exposición de Almería en ferias
internacionales tan destacadas como la Fruitlogistica de Berlín. La presencia
de Almería en esta feria era gestionada directamente por el sector y se
canalizaba a través de la Cámara de Comercio. El resultado fue un gran éxito
para el modelo diferenciado de producción y comercialización de la agricultura
almeriense que se distinguía con personalidad propia en generosos stands con
diseños originales y la potente presencia de la marca Almería. Todo fue bien,
hasta que la Junta ordenó uniformar a la baja la presencia de Almería; es
decir, tuvimos que descender el nivel de imagen y marca para homologarlo a los
criterios impuestos por la Junta: “No se puede permitir que Almería tenga mejor
presencia que el resto de Andalucía”, lamentables palabras que escuché
personalmente de un iracundo consejero de Agricultura que amenazó con retirar
las subvenciones si Almería no se sometía al criterio único y uniformado de
Extenda; amenaza que no tardó en metabolizar con acostumbrado provecho la
Cámara de Comercio.
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