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Cataluña no paga a cobardes

Félix
de la Fuente Pascual

Todos estamos un poco hartos del tema catalán, sobre todo porque no vemos la luz del túnel, y esto se puede prolongar muchos años aún. Como habréis podido comprobar, suelo relacionar siempre el tema/problema de Cataluña con el problema de España y de Europa, porque en realidad no se puede separar. El problema del independentismo catalán se habría solucionado si los demás españoles y los partidos políticos hubieran/mos presentado un programa ilusionante para toda España.

En el fondo, los españoles constitucionalistas estamos tan desencantados de la política y de los políticos como los catalanes independentistas. El descontento y la desilusión son el terreno mejor abonado para los populismos y los nacionalismos. La ilusión de los primeros años de la democracia se perdió, y nos la robaron, para siempre. Vamos a los colegios electorales con nuestra papeleta, como si fuéramos al tanatorio. Nos acercamos al colegio electoral, porque no votar sería aún peor,  pero en el fondo  nos gustaría quedarnos en casa. Los partidos constitucionalistas tratarán de robarse mutuamente los votos, pero no pondrán ilusión en sus programas para atraer a los independentistas. Los partidos constitucionalistas no conseguirán la mayoría en Cataluña, arañándose mutuamente los votos. Muchos años de confabulación, de mediocridad y de cobardía ante el independentismo por parte de los partidos constitucionalistas. Muchos años de bajísima política social. Muchos años de dictadura de los partidos y de desencanto. El independentismo es también el resultado de la cobardía y de la mediocridad de los partidos constitucionalistas. Y esto viene de lejos. No busquemos el origen del independentismo catalán única y exclusivamente en los partidos independentistas.


La foto que precede a estas líneas dice más que mil palabras. Era el mes  de enero de 2009. El entonces Presidente del Parlamento Europeo, el alemán Hans Pöttering, está saliendo de la Fundación Pere Tarrés de Barcelona, donde acaba de dar una conferencia. Estamos en  plena crisis financiera y laboral.  En la conferencia estaban presentes todos los partidos políticos -y digo todos, aunque en la foto no aparezcan todos-, tanto partidos independentistas (entonces nacionalistas) como los constitucionalistas. Tras la conferencia,  se le formularon al Presidente del Parlamento Europeo catorce preguntas. Todas menos una eran quejas de por qué en la UE no se utilizaba más el idioma catalán. La pregunta número catorce no apareció en la prensa, no se la mencionó. No era políticamente correcta. Las otras trece  todas fueron formuladas por los políticos independentistas. Los políticos constitucionalistas allí estaban todos calladitos como gallinas. Así dirían en mi tierra. Para los partidos independentistas el único problema que existía entonces, en plena crisis financiera y social, era el poco uso del catalán en las instituciones de la UE. Para los partidos constitucionalistas no había problema alguno. Para ellos, al parecer todo iba sobre ruedas.

Ese es el mejor ejemplo de lo que desde años viene ocurriendo en Cataluña. No nos miréis como a bichos raros a los que vivimos en Cataluña. Mientras España no sea un proyecto político ilusionante, el problema catalán no se solucionará.

Y como ahora querréis saber en qué consistió la pregunta políticamente incorrecta, ahí la tenéis casi literalmente: Señor Presidente, el Parlamento Europeo acaba de adoptar una resolución –en concreto el  día 14- sobre la situación de los derechos humanos en la Unión Europea, una resolución larga, larguísima, pero yo no he visto que se hable de los derechos humanos en España”. “El Parlamento Europeo es el representante de los pueblos y de los ciudadanos de Europa, no de los gobiernos ni de los Estados, y yo no veo en esa resolución que se hable de los derechos de los 300.000 ciudadanos vascos que por el miedo y las amenazas de ETA han tenido que dejar su tierra y a quienes no se les permite votar en ella, cuando sí pueden hacerlo los descendientes en tercera o cuarta generación de aquellos pastores vascos que hace más de 100 años emigraron a Estados Unidos”. “Sí, señor Presidente, pero tampoco he visto que la resolución del Parlamento Europeo hable de la violación de los derechos de los padres y de los niños a recibir en Cataluña la educación primaria en su lengua materna. Sí, señor Presidente, todos los que me han precedido han hablado de un mayor respeto por el catalán en las Instituciones Europeas, y  me parece bien, pero yo hablo ahora del derecho del 50% de la población de Cataluña a educar a sus hijos en la lengua que ellos quieran. Los castellanohablantes –el 50% de la población de Cataluña- somos también catalanes, nuestros hijos, cuya lengua materna es el castellano, son también catalanes y se ven privados de sus derechos”.

Aquí ya estalló en abucheos el oasis independentista, y lo hizo ante un testigo de categoría. El inconsciente los delató.  Los abucheos fueron mi mayor honra. Pero, ¿dónde estaban los partidos constitucionalistas? Nunca Cataluña pagará a cobardes.

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